junio 02, 2008

SE ESTA MEZCLANDO LA HACIENDA

Estamos en uno de esos momentos en que es forzoso distinguir, separar la paja del trigo, la vaca seca de la preñada.

De un conflicto se hicieron dos, Un hecho no querido ni buscado, simplemente estaba presente y afloró por el natural desarrollo del proceso.

Los informados e ilustrados escribas desde La Nación y Clarín, aconsejan dar el asunto por concluido, conformándose con lo obtenido, se refieren al disparate anunciado por Fernández que no resuelve nada, o desvarían sobre el bipartidismo y una oposición acéfala. Todo el país pierde, descubren ahora, olvidándose de lo perdido en cinco años de dictadura.

El enfrentamiento del sector de la producción agropecuaria disparado por el salvaje manotazo a las retenciones el 11 de marzo y la imposibilidad del gobierno de dar marcha atrás sin caer en el vacío, hizo aparecer otras cuestiones de la mano de las mentiras oficiales para encubrir la verdad.

Hoy ya son dos conflictos, uno sectorial con el campo y otro nacional con todos los argentinos. La caja mafiosa, a la que unos aportan obligadamente y todos padecen es el punto de contacto.

Porque las famosas retenciones, fueron en su origen una generosa concesión del campo para superar una gravísima
crisis económica de origen político y evitar que el país colapsara. El nuevo gobierno, la dictadura patagónica, las transformo en fuente de financiación para su hegemónico proyecto político que necesitaba más de uno o dos períodos para consolidarse. Erraron los métodos y el cálculo por la propia ignorancia y torpeza de sus cabezas, solo quedaba el recurso de desbastar el país para hacerlo ingobernable.
Que nadie puede hoy gobernar la argentina prescindiendo de sus procedimientos mafiosos, es un hecho. Avasallamiento de las instituciones y justicia, manejo discrecional del presupuesto, decretos de necesidad y urgencia, compra y extorsión a los medios de comunicación, críticos y opositores. Por eso no les preocupan los votos que puedan perder en el sector rural.
Lo sabían con absoluta claridad los opositores que se presentaron a la elección de octubre pasado. Por eso solo fueron en busca de posicionarse como referentes y no de vencer y ser gobierno. La alternativa era sencilla y tentadora, una oposición sin esfuerzo ante lo que venía o encabezar un gobierno insostenible.

Está a la vista la gestión atada de pies y manos del jefe de la Ciudad Autónoma que llegó con promesas delirantes imposibles de cumplir en la realidad argentina y solo se mantiene haciendo concesiones a las familias mafiosas. O los gobernadores de Córdoba y Santa Fe que hablan “en off” pero no ponen la cara.

El Azote de Dios, pega a diestra y siniestra, no va quedar títere con cabeza. Será muy bueno que así sea.

En mi opinión no preocupa una “oposición acéfala” no pienso como los ilustrados profesores, que solo ven las soluciones dentro de los envases vacíos de partidos e instituciones perimidas, para recomenzar el ciclo de las frustraciones.

Hay miedo porque falta el valor de pensar y crear. No podemos seguir quemando generaciones metiéndolas en el cajón de las manzanas podridas para que echen a los gusanos.

El campo por su lado debe mantenerse firme con dirigentes o descabezado y lo hará no tengo dudas, no debe dejarse arrastrar a la politización del conflicto. Un justo reclamo no puede tener por respuesta mentiras, agresiones y calumnias judiciales ni encolumnar especuladores y cobardes.

Los mismos que con su voluntaria ceguera le abrieron la puerta a la revolución de 1976 y hoy no trataron en el parlamento la derogación del aumento en las retenciones, dejando abierto el conflicto a lo que pase.

Los argentinos todos, apoyando el campo no podemos permitir que ideologías o facciones políticas envenenen la justa demanda: que se detenga la destrucción de la Nación, en todos los ordenes. Ni nuevo país, ni nueva historia, mentiras e intoxicación ideológica de las nuevas generaciones. No queremos un futuro embargado por nueva deuda para sostener proyectos delirantes y mantener bien cebados delincuentes.

Si hay agresión: “Uno para todos y todos para uno”, fue la divisa que el gran Dumas puso en boca de sus mosqueteros ¡Hacerla propia!

Manteniéndose cada lechón en su teta y cada tropa en su corral.

SI EL CAMPO NO VENDE
LA CIUDAD NO COMPRA
BASTA DE FINANCIAR DELINCUENTES

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