Falta el último acto de esta tarde, pero lo de ayer ya predispone al aplauso, de un solo sopapo les cerró la boca a los delirantes que clamaban por el diálogo imposible, ni en el parlamento se discute y a otra cosa, porque la financiación de la dictadura ni se mira ni se toca.
Recordó a los que pedían la estúpida intervención del congreso y juntaban firmas para obligarla, que el hombre es señor de sus silencios y esclavo de sus palabras, en idioma más llano, “por la boca muere el pez”.
No recordó porque lo ignora que Julio Cesar, Octavio Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, gobernaron con leyes dictadas por un senado obsecuente, sin ser por ello un ejemplo de República ni democracia.
Si las retenciones no son un impuesto fiscal, sino una reglamentación del código aduanero de atribución exclusiva del ejecutivo ¿Que pitos toca el congreso? Se parece más a un incumplimiento de los deberes del funcionario público.
Es para festejar que sigan el mismo camino, autodestruirse con cada palabra que dicen y cada botón que tocan. En no más de 48 hs. el efecto rebote de la nueva patraña será demoledor.
Ver el efecto del desgaste en la pareja siniestra es también motivo de alegría, hamacándose como opas cuando hablan, todo el presunto poder y la prepotencia no garantizan que aguante el cuero.
Se confirma la absoluta falta de límites porque la “caja mafiosa” toca fondo, el espasmo final será doloroso, prepararse para aguantar el cimbronazo. El perro muerde cuando está asustado.
¡¡¡JOSEFA, POR FAVOR EL CHAMPAGNE!!!
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