En el país de los ciegos el tuerto es rey, es cierto, pero el ser rey no evita que solo vea la mitad y le peguen todos los cascotazos que vienen del lado fallado, el resto de los ciegos ni se entera de lo que pasa. Pareciera una pintura de nuestro presente.
Afortunadamente caerá el rey, la que pone la cara y la comparsa que los sigue a tientas. Que son todos, los de arriba y abajo los de la derecha y la izquierda.
Decían los antiguos que los dioses primero ciegan a los que quieren perder, lo habrán visto y comprobado muchas veces para ser tan exactos.
Más democracia, más instituciones para solucionar los problemas, el resultado ya se presiente y está a la vista, salga pato o gallareta quedará en evidencia el fracaso de los cadáveres vacíos y apolillados para resolver el problema de los vivos. No terminó un problema, escribía días pasados, comienzan todos.
Entre la magnitud del desquicio y lo poco fiables que son los personajes que tratan de arreglarlo, creo que esta superada la voluntad y capacidad de los humanos; dejemos que el Azote de Dios haga su trabajo, no hay mal que por bien no venga.
Es una cuestión de Fe, si señor ¿Que pretendía? No se si llegaré a publicar esta opinión, ni usted sabe si terminará de leerla ¿Y quiere arreglar este estofado? Agradezcamos ser solo herramientas y estar listos, bien limpios y afilados en el momento y lugar adecuado, para que la mano del Señor de la Historia haga el trabajo perfecto.
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