junio 27, 2008

EL MITO DE MODA

SE DISCUTEN REALIDADES NO FANTASIAS


El presidencialismo está en la picota, de la mano del centralismo unitario y el reverdecido reclamo de un país federal.

Una bolsa con demasiados gatos para no mirar con desconfianza o aceptar sin beneficio de inventario.

Si le sumamos la idea instalada de los 25 años de democracia cartón lleno. Rara esta sacrosanta democracia que en 25 años hizo pedazos casi dos siglos de esfuerzos. ¿De cual país me hablan?

Que somos mentalmente unitarios centralistas en cuanto tenemos una miga de poder y federales a la hora de reclamarlo, todos en la cúspide o en el llano, autócratas con mayor o menor disimulo,
fue motivo de una opinión anterior.

No es el presidencialismo fuerte la causa de los males, sino por el contrario la incapacidad de ejercerlo, de los que no distinguen autoridad de autoritarismo, a fuerza de condenar toda autoridad y cosa que se parezca.

Es preciso no confundir una fuerte institución presidencial con una tiranía o una monarquía absoluta, hacen falta al menos dos neuronas funcionando para entenderlo, los microchip y casettes no sirven.

Partidocracia, se llama a mí entender el monstruo.

El poder a los partidos enterró la representatividad republicana, a través de sutiles mecanismos electorales y una ficticia democracia parlamentaria, sometida a los jefes y sus aparatos mafiosos. Votar por desconocidos, distritos únicos, listas sábana, candidatos nómadas, sin domicilio real conocido, hoy representan a una provincia y mañana a otra, sin antigüedad en la residencia.
En estos días lo tenemos claramente a la vista, sin ningún pudor el jefe del partido y los gobernadores convocan a “sus legisladores” para disciplinarlos, y todos lo informan y comentan como la cosa más natural del mundo. Los ciudadanos que les dieron su representación son de palo.

Desgraciadamente por ahora, un monstruo intocable ¿quienes van a desmantelar su poder, sus propios hijos que esperan la sucesión o los que lucran con el sistema? Criadero de inútiles y aventureros.

Confío que este huracán que se a desatado también desnude esta falacia, es evidente la diferencia entre la actitud de intendentes, que tienen que volver a sus pueblos y hacerse cargo, Gobernadores que especulan entre el si pero no y legisladores nacionales que viven en la burbuja de la metrópoli, listos para cambiar de patrón, pueblo o provincia para seguir estando en cualquier lista sábana como premio a su obsecuencia.

“Hic iacet lepus” (ahí esta la liebre) dirían los romanos, se alimenta de hojas verdes, dólares le llaman. Suprimirle el alimento y romperle las patas, ¿Que esperamos para hacerlo, en vez de discutir sobre el sexo de los ángeles? Se termina el tiempo.

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