Los que ganan mucho, distribuir el ingreso, asegurar alimentos, es la constante línea de fuerza del mensaje oficial. Que hoy se acepta y comparte sin disimulo, desde todos las esquinas. pretendiendo salvar el disparate con lo de “hasta ciertos límites”
¿Desde cuando es función de un empleado del estado decidir cuanto es mucho o disponer de las lícitas ganancias de otro para distribuir a su antojo Todo el que trabaja y produce bienes los vende, paga impuestos al patrimonio que le permite producirlos, paga ganancias por las utilidades obtenidas, impuestos inmobiliarios o a la tierra de acuerdo a la valuación, paga IVA sobre todos los insumos que compra para producir, incluida energía y combustibles, impuesto al cheque por los necesarios movimientos de cuenta bancaria, todos se supone van a rentas generales de dónde se “redistribuyen” a través del presupuesto nacional en obras y servicios.
Como parece no alcanzar, para dar salud, educación justicia y seguridad, mantener el orden público, asegurar la defensa nacional y las relaciones exteriores, única razón de ser del estado, otorgar dádivas no reintegrables a los amigos, pagar los servicios de una deuda creada por el desmanejo administrativo, financiar vagos y grupos de choque, pasear la desvergüenza por el mundo. Una simple empleada de todos decide retener el 45% móvil, del precio de venta (ganancia bruta) de un producto que no se consume en el país con el sólido argumento de asegurar alimentos baratos para todos.
Quien se oponga es un “golpista” que atenta contra la democracia y la omnímoda voluntad de una empleada, que se dice legítimamente elegida para un cargo al que jamás se le dieron atribuciones para semejantes excesos.
No tengo dudas que semejante locura solo es posible en un país de infradotados.
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