Somos furiosamente federales cuando estamos lejos del centro del poder y salvajes unitarios cuando estamos dentro de el, de la misma manera que pasamos sin pudor en la práctica de la autocracia al liberalismo según sea nuestra ubicación geográfica.
No es una tara nacional, Chascomus, Lezama; es compartida, en España, Francia, Gran Bretaña, Suiza ,Italia y Alemania
Esto, dicho así en crudo y sin anestesia posiblemente moleste a unos y otros, no es el propósito; es la realidad, en las familias, en los colegios, en la sociedad, en el trabajo, en la política o la economía, tenemos ambos discursos preñados de eufemismos y neologismos para no quedar pagando, en la punta de la lengua.
Los gobiernos de provincia, intendencias y hasta el último municipio es despiadadamente unitario con el que vive a dos cuadras de la sede del gobierno.
Federalismo, regionalismos y autonomías solo son eufemismos de un ancestral separatismo individualista. La ciudad estado, madre de colonias, sigue escondida en nuestra personalidad profunda. Repare que escribí colonias, no iguales, aquellas quedan ligadas de por vida a sus metrópolis.
Cada uno con su ejército, su moneda, su banco central, sus impuestos, sus pactos, alianzas y tratados comerciales. Todos aliados en una federación hoy y furiosos enemigos mañana.
En América fueron hombres formados en el pensamiento liberal centralista, valga la paradoja, los que hicieron de virreinatos y capitanías generales soberbias naciones soberanas, liberadas del colonialismo español, curiosamente un maldito centralismo liberal y acto seguido convirtieron a sus regiones y provincias en colonias de las nuevas metrópolis en que vivian.
Los romanos lo definieron con precisión “Ubi bene, ibi patria” (Donde estoy bien o están mis afectos e intereses allí mi patria) En consecuencia no solo amurallaron materialmente el territorio sino que amurallaron la población con el derecho de ciudadanía. Ciudadanos y metecos, los nuestros y los otros. Para unos todo, para los otros, se adaptan o las migas y los palos.
Solo el anglo sajón, primitivo y disciplinado monárquico por naturaleza vive como pez en el agua en estas falsificadas repúblicas democráticas.
Tebas, Micenas, Troya, Atenas, Esparta, Tiro, Cartago y Roma quedaron en el recuerdo como la aldea de Asterix, pero su pensamiento y sus métodos siguen vivos.
Solo una cumbre de Druidas una vez al año en que todos los primos se saludan en el bosque de los carnutos y abur, de vuelta a casa con una buena reserva de muérdago y muchos chismes, para sacarle el cuero a lonjazos a vecinos y parientes.
Debiera criticar el sistema, pero no puedo, es tan mío como mi piel y mis huesos, aún cuando deba aceptar que el mundo a dado varios tumbos y esto ya no funciona, pero como las novedades tampoco, me quedo con lo malo de entre casa, al menos le conozco las mañas.
Los extraños ya no sitian ni atacan, saltan la cerca, cavan túneles o entran colgados de ondas electromagnéticas.
Esa aberración contra natura de l’egalitè francesa jamás ha podido prender entre los humanos. Otra cosa es el respeto que exige no desubicarse.
Los modernos psicólogos dicen que hay inseguridad y miedo tras la actitud, una explicación interesada, el miedo y la inseguridad es materia de su especialidad, así pueden seguir opinando ya tienen clientela cautiva.
Lo que verdaderamente hay es desagrado, repulsión o asco para decirlo todo junto, si estoy cómodo y bien en lo mío me irrita que me metan a la fuerza novedades que no son mejores, basta con ver el resultado allí donde las practican.
Adelante, pase si quiere, pero no olvide que es mi casa, horarios comidas y costumbres son cosa mía, si no le gusta busque otro sitio, el mundo es grande y variado o váyase por donde vino y todos en paz.
¡Un momento! Aquí tiene un avío para el viaje, no hay resentimiento.
Como suele ocurrir nos subimos a un tronco y acabamos por las ramas o en las raíces; poco importa el árbol es el mismo y tiene mucho jugo para que exprimamos todos, que es la razón de ser de estas líneas.
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