GOBIERNO DE COPIA Y PEGA

Vista del Silicon Valley, California

Gobernar parece ser que es anunciar, ahora el polo tecnológico informático en Parque Patricios, “New Silicon Valley” para los del palo

Admito que pasan y se preparan cosas muy graves en comparación al tema de hoy. Entre las que se ven venir, está el colapso final del gobierno, que tendrá un día después y para que el remedio no sea peor que la enfermedad es bueno desnudar a los reemplazantes alternativos al gusto de muchos ingenuos. Los que están no nacieron de un repollo, alguien los votó, teniendo dos gobernaciones en su pasado con antecedentes y prontuario, donde practicaron todo lo que están haciendo.

Habiendo agotado el gobierno de la ciudad, el impulso histérico de anuncios y confrontaciones de los primeros meses, tiene que demostrar que existe pareciendo que hace, se pretende retomar la iniciativa con nuevos anuncios, un sencillo copia y pega de lo que hay en otras partes, cuando aquí está todo por hacerse o al menos rehacer lo que había.

Curiosamente el gobierno de los gerentes privados ha olvidado que el estado solo debe facilitar o estimular las iniciativas privadas que marchan en línea con sus objetivos políticos, desmalezando la ciudad de trabas burocráticas y reglamentaciones, para que la creatividad e iniciativa broten y se desarrollen con fuerza. Gobernando para los ciudadanos y no para los vagos, las murgas y los cuidacoches. Cuando ello ocurra estos se preocuparán de mejorar y hacer algo. Lo que nace por decreto muere por decreto o de inanición por la falta de luces de los “hacedores”

Lo que hoy se conoce como el Silicon Valley en California fue obra exclusivamente privada, cuyo éxito corresponde casi totalmente al suceso profesional de dos jóvenes egresados William Hawlett y David Packard y el apoyo de universidades e inversores, es comprensible, hablamos de la tierra de los “self made man” tan lejana de la máquina de impedir que los nuevos gerentes se empeñan en perpetuar.

Brotó en nuestra tierra una plaga de ejecutivos y gerentes provenientes de la actividad privada, un título que pretende ser sinónimo de capacidad y eficiencia, en contraste con los formados en la administración pública, donde el ascenso y progreso es solo una cuestión de antigüedad y de cintura para escurrirle el bulto a las pelotas envenenadas, junto a una generosa dosis de servilismo y obsecuencia.

Los privados, dicho en general, pertenecen a dos grandes semilleros: las empresas que a fuerza de orden, creatividad y trabajo crecen y se desarrollan sin la urgencia de hacer fortunas de un día para otro y las que nacen y crecen prendidas de la teta del estado, teniendo la subsistencia y el alimento asegurado sin riesgo, el único requisito exigible a sus directivos es la capacidad de negociar con el poder de turno las condiciones, leyes y excepciones más ventajosas. La diferencia entre un auténtico empresario y un charlatán de feria.

La iniciativa, proyecto o globo sonda no pasa de ser una nueva componenda entre estado y empresas, la única especialidad que manejan con solvencia. Gobiernan para ellos, antes de irse tienen que tener algo para mostrar y poder utilizar el trampolín para ir más arriba. Obras de corto plazo.

Un negocio inmobiliario y de la construcción con financiación y apoyo de los “privados que operan sin riesgo” no hay lugar para las personas físicas, sean técnicos, científicos o emprendedores creativos. Todo masticado y predigerido o lo toma o lo deja. Hasta quizás una desleal competencia para borrar del mapa a Tandil, que sin ruido ni anuncios se consolida en la tecnología informática por los excepcionales profesionales que produce.

En el fondo comprensible, de continuar degradando la ciudad ex-capital (futura ex-ciudad) haciendo nada, en pocos años la vecinos con dos dedos de frente se habrá radicado en otra parte, tendrán que gobernar una “autónoma” de descerebrados, para consumo exclusivo de turistas de 3º que vienen a comprar, bailar el tango, ver murgas, borrachos festejando San Patricio, maricones y drogados o las creaciones artísticas de los improvisados de la contracultura, donde se amontona “el tout BsAs” que solo tiene como alternativa los comederos de Castell , la feria de la Salada o los teatros a pura vulgaridad de puerto asiático.