Es una cuestión que merece ser analizada y razonada. En tiempos de Paz toda acción que los provoque carece de justificación. En tiempos de guerra son una constante imposible de evitar, se podrá minimizarlos, nunca suprimirlos. La dificultad se plantea en ese tiempo gris que las cosas no son una cosa ni la otra. Cuando los enfrentamientos son inevitables por la decidida voluntad de una parte de provocarlos y desaparece toda posibilidad de diálogo coherente porque se hablan dos idiomas.
No es la guerra fría, es la guerra encubierta, que unos desencadenan arteramente revestida de ley y justicia mentirosa; tan caliente y mortal como la verdadera.
Un gobierno impone una doctrina jurídica penal tuerta, que da amplias garantías a los delincuentes e inmoviliza a las fuerzas del orden y seguridad, como consecuencia a usted lo asaltan una o cuarenta veces, golpean a su familia lo extorsionan con rescates o sin tanta vuelta lo eliminan con un tiro en la cabeza.
Cuando tiene que circular por su ciudad en medio de marchas y protestas sobre cualquier cosa, en las que no tiene arte ni parte. No hay clases y usted tire a la basura las cuotas de un colegio, libros y útiles para que sus hijos no aprendan nada. Atropellan y saquean su país, nadie escucha sus reclamos y lo acusan de “golpista”
Si decide protestar pacificamente, ejerciendo un derecho constitucional, le mandan una patota de terroristas encapuchados que luego premian y exhiben a cara descubierta en los palcos oficiales Paga peajes para circular en rutas destruidas con banquinas descalzadas.
Un día se cansa, todo tiene un límite y decide apelar a la legítima defensa ante la próxima agresión. Su acción perjudica a otro que es inocente y tan víctima como usted ¡Un daño colateral!
Vivimos en la zona gris y ello no invalida la legítima defensa, si hay daños colaterales van a la cuenta del agrede, desencadena los problemas y pudiéndolo hacer no los soluciona, no a la del que se defiende por los únicos medios que puede.
Piénselo, porque estamos a menos de un paso de tener que asumir la legítima defensa de la Nación, Hay procedimientos que requieren la espontánea y constante participación de todos, sin caer en violencia ni exponerse inútilmente, si no hay masivo apoyo fracasan y vendrán otros a imponer el único recurso que queda, a sangre y fuego. Las consecuencias de no hacer lo que se debe en el debido momento, las conocemos.
La elección puede ser ahora o mañana.
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