noviembre 18, 2008

LA SEMEJANZA NO ES CASUAL

Después de ver este vídeo, al que cambiando algunas fotos y personajes nos cae de medida, me asaltan miles de dudas, la primera, la mayor que las comprende a todas es porqué Méjico y Argentina, los extremos norte y sur de Hispanoamérica. La primera y la última cría americana de España., pueden compartir íntegramente un texto crítico sobre sus sociedades. No habiendo un solo punto de contacto entre la personalidad de ambos pueblos y sus historias, parecen caminar de la mano.

No puedo caer en la simpleza de opinar que cada pueblo tiene el gobierno que se merece o que sus dirigentes son expresión de las sociedades que los producen ya que no nacen de un repollo. Una afirmación que tiene su aserto, no obstante no me conforma, carezco de argumento para explicar porque una frontera política artificial que separa un mismo pueblo produzca especímenes tan diferentes de un lado y del otro (Uruguay y Argentina), que una provincia sea políticamente blanca y otra colorada en un mismo país, siendo parientes, vecinos con los mismos problemas.

Que los pueblos de Méjico y Argentina en los extremos de un subcontinente, viviendo sin contacto casi en planetas distintos, reaccionen y se comporten con tantas semejanzas, ajenas a otros pueblos y a nuestra común ascendencia hispana.

Encuentro solo un punto en común, una prolongada dictadura civil populista con barniz democrático con el mismo discurso nacionalista, profundamente resentido y socialista, que pervirtió el pensamiento, la ética y la moral en ambos. Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el gobierno desde 1929 al 2000 en uno y la alternancia oficialista opositora Peronista Radical en otro, gobiernos militares incluidos, 1943 al 2008 que contaminaron la sociedad la política y la vida, impregnándolas de su pensamiento.
Ambos borraron la cultura del trabajo, el esfuerzo y la libre iniciativa reemplazándolas por el reglamentarismo que ahoga y permite el patronazgo y el clientelismo, la ganancia rápida, y la teta del estado. Ambos expulsaron de la res pública a sus mejores hombres, imposibilitados de subsistir dentro de un sistema mafioso. Los mejicanos jugando al partido único y los argentinos al unicato bipartidista, gobierno y oposición blandengue. Ambos con el supremo argumento demócrata social, de proteger al pueblo y a las instituciones.


_Una opinión ilustrada:


Massuh: -Pienso que el argentino es esencialmente individualista, y creo que cuando el argentino es fiel a esta modalidad da de sí lo mejor. En cambio, cuando abandona esta actitud de fidelidad a lo individual y se recuesta en una estructura colectiva indudablemente da de sí lo peor. Creo que el argentino individualmente es valioso pero colectivamente no lo es tanto. Si usted focaliza el comportamiento del argentino a solas, digamos individualmente, en el taller, en el lugar de trabajo, en el círculo amistoso, en el pequeño grupo, en la camaradería de los iguales, advierte un comportamiento que muestra incuestionables virtudes, las mismas que nos celebran todos, incluso cuando usted va al extranjero. De otro modo usted no entiende por qué las universidades extranjeras están taponadas de argentinos de valor. Eso se debe a que el argentino en la individualidad manifiesta cualidades que son muy valiosas: su ingenio, su tendencia hacia la tristeza sabia, su simpatía por el perseguido, su generosidad, la movilidad de su inteligencia, el hecho de no hacer del valor útil el valor más alto, son características del argentino y que han sido definidas así por Scalabrini Ortiz, Macedonio Fernández, Eduardo Mallea hasta Borges, en el sentido de destacar estas cualidades del argentino, individualmente considerado. Pero cuando se lo convoca a un comportamiento colectivo, a integrar la cantidad, se lo estimula directamente a recostarse en un comportamiento masivo o gregario, multitudinario, uniforme, y se desdibuja su contorno individual. Entonces el argentino se recuesta en la irresponsabilidad colectiva. Individualmente es responsable, pero colectivamente es irresponsable. Claro está, usted puede decir que esto no vino solo... Por supuesto, no vino solo porque desde hace varias décadas hay una pedagogía colectivista que está orientada en el sentido de señalar que el individualismo argentino es sinónimo de una actitud egolátrica aristocrática, y no es tal... no hay modo de pensar en la excelencia de la comunidad si es que no comienza a afirmarse el valor del individuo. Ahora bien, yo podría decirle que cuando el argentino manifestó fidelidad a sus virtudes cardinales, a su soledad, al espíritu de distinción, a una voluntad de estilo, a una especie de voluntad de selección cualitativa, es que el argentino hizo la grandeza del país. Pero cuando fue ganado por una pedagogía colectivista es donde al individuo le fue mal: se diluyó en el rebaño o en el estado de muchedumbre. En este caso, incuestionablemente, perdimos fuerza creadora. Y yo le podría decir que ni la medianía ni la cantidad son excelentes estimulantes del progreso humano.


Ver entrevista completa de Octubre 1975.Bernardo Neustadt.


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