y en otro pone los huevos.
Vigilante y denunciador por naturaleza desde la altura se anticipa a los perros cuando un extraño viene llegando a las casas. Su nombre es onomatopeya de su penetrante grito: tero tero tero.
Es muy pícaro en el cuidado de su nido, donde están sus intereses, pues ante la presencia de un intruso teatraliza la situación echándose como si estuviera empollando, pero en otro lado; para que el visitante se dirija hacia él. En algunas ocasiones hace vuelos cortos alejándose de su nido con la apariencia de no poder volar bien, como si estuviera herido; repitiéndolo varias veces cada vez más lejos hasta que pase el peligro. Una y otra vez repite el recorrido dando la alarma hasta el cansancio, sin preocuparse de lo que ocurra, cual redivivo Catón, gritar y exhibirse denunciando es su razón de ser.
Su desplazamiento es gracioso inclinándose servilmente a cada paso sin motivo aparente. No han podido cortar el cordón con el esclavo que llevan dentro, por eso muestran en todas partes el gorro frigio de los libertos.Desde el Terror de Francia se exhiben como republicanos.
Muchas veces hace vuelos rasantes sobre el intruso, incluso rozándolo con sus espolones expuestos.
Como guardián es insuperable y hasta de manera excesiva. Siempre está atento. Ante el menor movimiento comienza con sus gritos.
En los últimos años se los ve con mayor frecuencia en las ciudades, siguen siendo bípedos pero más gorditos, los hay de variados plumajes, los blancos carrió, los amarillos bailarines Pro, los camaleones socialistas y los colorados colombianos Narváez son los más frecuentes. Conservan todos los caracteres de sus predecesores sintetizados en el viejo dicho del campo: en un lado pegan el grito y en otro ponen los huevos. Esta verdadera mutación de la especie que se ha producido en los centros urbanos por la contaminación del aire o la comida basura, presenta una característica que desconcierta a la ciencia, todas sus crías cuando crecen se transforman en caranchos depredadores, estén en los ministerios, gobernaciones, legislaturas o medios de comunicación.
Grandes bandadas fueron vistas sobrevolando acuerdos políticos o simulando que empollaban junto a los radicales de Morales-Alfonsín y la Coalición Cívica, a la hora de jugarse votando, pusieron los huevos a cierta distancia, en la casa de gobierno, bajo el seguro cuidado del mastín Fernández, que les ladra pero no los toca, debe tener también un gen de tero.
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