Es una pregunta que flota en el ambiente, no se formula porque quien la escucha tiene una elaborada y técnica respuesta en la que nadie cree y el que la hace queda como un ignorante desubicado preguntando lo que todos creen saber, solo la escuchan por las noches las almohadas, que no responden ni se sorprenden, son mudos testigos de muchas lágrimas y frustraciones.
Todos los gobiernos del mundo, sus dirigentes y sesudos especialistas no parecen dar pie con bola, cada medida anunciada o intervención, acentúa una crisis cuyo único termómetro parece ser la cotización bursátil, el sensor menos fiable. Se retrae el consumo y se deja la plata en los bancos.
En las emergencias todos creen en Dios y son conservadores.
Se caen todos los valores porque muchos venden desesperados a cualquier precio y hay pocos previsores informados que compran, de lo contrario no habría baja sino parálisis. Cambian de mano sellos de goma, nadie compra un quebrado si no esta seguro de hacer un muy buen negocio.
La desconfianza parece estar dirigida más a los gobiernos que a las entidades financieras, de allí que toda intervención de los gobiernos genera más desconfianza. Esquizofrenia pura, desconfiar de la autoridad y creer en su moneda, en la que todos se refugian y aceptan si trae la identificación de salvavidas.
El relativismo desaforado encabeza su propio entierro.
Los magos de la economía y las finanzas, a todas luces los responsables aparecen como exitosos, la meta dorada de nuestra cultura moderna, son verdaderos especialistas, crearon el circo y sus reglas. Han acumulado ganancias siderales sin arriesgar nada, si han comprometido a terceros se van con un jugoso retiro y los perjudicados pagan la fiesta.
Si le roba a uno la autoridad lo detiene, si le roba a todos la autoridad viene al salvataje, si algo causa terror a los poderosos es la agitación de las mayorías.
El mensaje de todos los gobiernos es claro y no deja lugar a interpretaciones: el mundo financiero hizo un excelente negocio perjudicando el sistema, nosotros los dejamos hacer porque nos convenía, eso nos obliga a darles una mano.
La bonanza, aún siendo ilusoria tapa todas las miserias e incapacidades. Todos consumen y todos gastan lo que no tienen, resultado: más clientes dependientes del estado y los políticos.
“Tanto gastas, tanto tienes y tanto vales” es la síntesis de la nueva moral. En el mundo de los derechos sin obligaciones, no hay riesgo.
Si ello significa en adelante controles y restricción de la libertad para que no vuelva a ocurrir, será problema de los que vengan.
- ¿Ha quién le importa, la pendejada? ¡Que se pelen el traste como hicimos nosotros!
Nacionalización de la Banca en los EE.UU. e Inglaterra, titula la prensa local, en rigor una simple compra de acciones de un aumento de capital. Que de ninguna manera significa tomar el control. La pregunta obligada es: ¿Que gobernante podrá resistir la tentación de inmiscuirse en el futuro en las decisiones de empresas privadas? Aliándose con otros “socios minoritarios” clientes de sus prebendas. En el entramado está omnipresente el quid pro quo mafioso.
Se habla de crisis o colapso, considerando que hace una década que se hornea más bien es una lenta y penosa agonía. Es prudente tenerlo presente a la hora de opinar sobre los que miraban para otro lado y los que desperdiciaban el “viento de cola”
Ahora si hay urgencia, los comandantes del G7 ampliado con los cadetes del G20, invitados a pagar la cuente, diseñan 5 medidas salvadoras, en rigor solo una que repiten cuatro veces con distintas palabras: “todas las medidas y herramientas para restablecer la fluidez del crédito y sostener a las grandes instituciones”
Es sano rescatar de la memoria la verdad oculta por las cenizas del volcán.
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