Coinciden los analistas económicos y financieros que hay una crisis de confianza, tanta coincidencia es de por si sospechosa y curiosa la explicación, el mundo ha dejado de creer en las matemáticas, la única ciencia exacta.
Una lectura no ortodoxa del tembladeral económico financiero, más allá de los números, fórmulas, índices y teorías, me lleva a concluir que estamos ante una crisis de abstinencia a la aditiva droga de la mentira.
El mundo, sus dirigentes y el común de la gente, instituciones y naciones se han hecho adictos a las mentiras del sistema, pobres que solo pueden consumir lo que no precisan porque otros necesitan vender y ricos que dilapidan lo que creen tener. Naciones que gastan lo que no tienen, transfiriendo la deuda a otros, junto al tercer mundo que pide prestado lo que no podrá pagar. Toda la economía es una brutal fantasía, torres de mil metros en el desierto, islas artificiales, censores de tsunamis en el mar para alertar a poblaciones sin caminos ni medios para ponerse a salvo. Hospitales, medicinas y vacunas para que los niños y sus madres puedan vivir para la foto y morir después de hambre o ahogados cuando zozobre el cayuco en el mar.
Si viniese el hada madrina a poner todo donde estaba, vuelve al instante la tranquilidad y la confianza, para esta civilización s. XXI la verdad de la realidad es un tóxico mortal.
No puede tolerarse que ese papelito que llamamos plata o dinero sea solo un papel usado que no sirve para envolver ni para escribir.
¡¡¡ Miénteme y hazme feliz!!!
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