El castellano es claro sencillo y sin vueltas, tiene una definición para cada término que lo distingue por su esencia. Mezclarlos es propio de un lapsus de megalomanía, analfabetismo intelectual o presuntuosa ignorancia
Crónica, opinión y protesta sobre un lamentable y vergonzoso episodio.
Por primera vez un expresidente asiste a la ceremonia de colocación de su propio busto en la galería de la Casa de Gobierno. El homenajeado agradeció “el monumento”, la maestra le retrucó que era una “estatua” una vez descubierto, resultó un modesto busto al presidente desconocido.
Por encima del respeto a un hombre mayor y al cargo que desempeñó, está el respeto a todos los que lo precedieron y lo honraron, enseñando hasta el último día de su vida que es natural que con el paso del tiempo, se pierda la salud o la lucidez, pero jamás el decoro y la dignidad.
Aceptar en vida un homenaje propio de los Cesares, en el mismo momento que los diputados de su partido se retiraban agraviados del recinto de la Cámara por un sicario de quien se lo ofrecía, fue el colmo del desprecio y desvergüenza, de uno y la otra.
Me consta que es penoso vivir bajo una dictadura, la única que conocí fue la del 45 al 55, pero es imposible subsistir en las parodias de democracias que Alfonsín instauró a partir del 83 y consolidó años después, consintiendo la prostitución de la Constitución Nacional.
La cuota de orates que sentencian la tenemos cubierta, no precisamos que sigan acuñando frases para el bronce, no olvidaremos que “dejó la casa en orden” el problema es que no podemos encontrar el país que teníamos.
La historia juzgará al Dr. Alfonsín, cuando se aquieten las aguas del maremoto que dejó; en tanto hágale al menos un favor a la Nación, retírese definitivamente a la privacidad de los suyos, no vuelva a hablar ni a mostrarse; si está tan seguro y orgulloso de su obra, confíese en el buen criterio de las próximas generaciones, las que van comer y se van a educar con su democracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario