Por Federico Silva Ortiz desde España
He perdido horas hablando con amigos sobre la irrefutable realidad de que todo es mentira. Desde la gratuidad de ésta página hasta la crisis de Libia, todo es mentira.
Imagino que habrá otras personas en el mundo que como yo, contemplan el escandaloso espectáculo que especialmente están dando los países "desarrollados", con una mezcla de estupor e incredulidad. ¿Pero no vimos a Berlusconi a los abrazos con Gaddafi, quien por cierto al parecer le regaló la cama que usa..? ¿No era Merkel la que estuvo hace poco negociando contratos para empresas alemanas?
No somos estúpidos porque nos dejemos engañar; en realidad no somos estúpidos, somos perversos.
Todos queremos conducir coches deportivos, tener energía y gas cada vez más baratos, cambiar de móvil todos los años, consumir café en cápuslas que valen un 1.000 % mas de lo que cuestan producir y vestir ropa de marca. Pero resulta que para que nosotros podamos comprar coches deportivos que podamos pagar, éstos cada vez más se fabrican en instalaciones deslocalizadas con condiciones laborales impresentables. Lo mismo es aplicable para el móvil y el café y ni hablar de la ropa de marca que se fabrica en China o India en condiciones de semi-esclavitud. Nos horrorizamos de los "regímenes" que gobiernan ciertos países y de su falta de democracia, pero no tenemos reparo alguno en hacernos los simpaticos cuando toca, con tal de llevarnos algo. Recuerdo a Zapatero "cumpliendo con sus votantes" al criticar la censura de China desde España, pero una vez allí todo fueron sonrisitas y masajes.
Cuando en Europa se emigraba hacia América Latina con una mano atrás y otra adelante, todo era cordialidad para con ellos y agradecimiento. Sus costumbres nos parecían una prueba de la diversidad cultural. Cuando la cosa se invirtió empezamos a hablar de invasión, de que nos vienen a quitar el trabajo, de que se aumenta la inseguridad y que sus costumbres son cosa de indios ignorantes e infradesarrolados. Y cuando se les recuerda que lo mismo ocurrió a la inversa para éstos países antes, es habitual escuchar un hipócrita "no se puede comparar...". Falta de memoria o memoria selectiva, esa es otra de las "virtudes" que nos ha dado el "progreso".
Todos sabemos ésto, y lo verdaderamente patético es que algunos se hagan los distraídos como si la cosa no fuera con ellos.
No soy un antisitema, al contrario. Vivo en el sistema y estoy completamente integrado en él. Tengo ordenador portátil, PDA, Nespresso, conduzco una 4x4 de alta gama, tengo una carrera y un máster en una escuela de negocios de prestigio, 2 hijos y un perro. Uso ropa de marca y mis hijos también, vivo en una urbanización a las afuera de Madrid y no sufro, al menos por ahora, de forma directa las consecuencia de la crisis. Pero no soy imbécil.
Francamente creo que uno de los mayores problemas de la sociedad actual, es el altísimo grado de formación que ha adquirido. Cuando el grado cultural y de educación de la mayoría de la población mundial no distaba mucho del de una oveja, no hace mucho, la vida era mucho más sencilla para todos porque nos creíamos cualquier estupidez que nos decían sin protestar gracias a que éramos ignorantes solemnes. Éramos como niños que creen ciegamente lo que sus padres les cuentan.
Sin embargo, en la actualidad estamos ante las generaciones mejor formadas de la historia pero a la par las más hipócritas, incapaces de asumir sus responsabilidades por la sociedad en la que vivimos porque además, y esta es otra herencia del "progreso", nadie es responsable por nada.
En mi urbanización no hay señal de móvil. No hay, porque ningún vecino quiere una antena de móviles cerca de su casa por miedo a la relación que parece exisitir entre éstas y ciertos tipos de cánceres. No obstante, ello no ha impedido que algunos vecinos intenten crear una plataforma para instalar una en un pueblo cercano (y más humilde) de la cual nos llegaría señal. O sea, "yo no quiero una antena cerca de casa que le pueda generar cáncer a mis hijos, pero negocio con un pueblo vecino (pagando) para ponerla allí, total, el pueblo entero me importa un bledo". Al fin y al cabo, nadie los obliga a aceptar...
Y así vamos.
Gaddafi pagó 10 millones a cada familia de los muertos en el atentado de Lockerbie (ordenado por él) y a partir de entonces a los ojos de los "países desarrollados" Gaddafi ya no era tan malo, sino que era excéntrico y hasta un personaje pintoresco y simpático que se mueve en su carpa y con 4o vírgenes que lo protegen a todos lados. Como leí alguna vez de Umberto Ecco refiriéndose a Sadam Hussein "No se trata de si es un hijo de puta o no, se trata de si es un hijo de puta de los nuestros o de los otros". Y generalmente no son de nadie, o al menos no a tiempo completo, por lo que los que eran buenísimos antes (ej. los talibanes para derrotar a los rusos) tiempo después encarnan a mismísimo Satanás en la tierra.
Claro que si habláramos de un país sin recursos naturales o poco importante desde un punto de vista estratégico, como ocurre con muchos países africanos, a nadie le importaría un carajo que gasearan a toda la población o que experimentaran maneras más eficaces de cortar a la gente en pedacitos a machetazos. Para esos casos usamos el "es un asunto interno de ese país". Y digo "usamos" porque los políticos no caen del cielo. Los políticos son sicarios en formato civilizado y progre. Son los que realizan el trabajo sucio que nosotros no queremos ver ni hacer. Son los que nos permiten sentirnos buena gente a un coste cada vez más bajo. Son los que negocian con el pueblo de al lado para instalar la antena de móviles de la que nos beneficiaremos sin ensuciarnos la manos.
Lo increíble es que éste trabajo sucio tiene tantos candidatos, que un Presidente del Gobierno nos cuesta menos de la mitad que el controlador aéreo que menos dinero ganó en España el año pasado.
Vivímos horrorizándonos de nuestros vecinos pero metemos en prisión a un conductor por conducir a 180 km/hora de noche, en una autopista de 3 carriles vacíos, pero sin embargo el aborto es libre para una menor de edad que ni siquiera necesita el consentimiento de sus padres. Parece que existe un "derecho a abortar" que se sobrepone al "derecho a vivir" de un ser humano en formación.
Lo entiendo, el embarazo puede ser incómodo (tienes que cambiar la ropa, los tatuajes se deforman, y los médicos además te prohíben el alcohol) y a veces muy inoportuno porque te complica un viaje, te puede generar que pierdas esa valiosísima pareja que si escucha "embarazo" empieza a correr y no para hasta Corea o incluso llegar en un momento en que el que te perjudique en el trabajo y te impida un aumento que te permitiría ir a Zara de compras más seguido o incluso hasta comprar algunos zapatos y bolsos de buena marca.
Prohibimos fumar en espacios privados pero no la comercialización de cigarrillos (que nos genera ingresos por impuestos). La "píldora del día después" se comercializa libremente en farmacias pero le vamos a prohibir a los menores de 16 años que se puedan casar.
Comprar la píldora del día después y abortar si, sin problemas, ahora de casarse ¡ni hablar!, tampoco nos pasemos...
Hoy nos desayunamos con que el gobierno pretende rebajar la velocidad máxima en autopistas a 110 para ahorrar energía. Es curioso que un país como Alemania al que siempre miramos como el chamán que guía nuestro camino, no tenga límites de velocidad en sus autopistas pero nosotros la limitemos ¡para ahorrar energía! ¿Es que no había una manera menos descarada y absurda de quitarnos dinero que ésta a través de las multas?
En fin, que al "pobre" Gaddafi le quedan pocas salidas dependiendo de como juegue sus cartas; o un retiro dorado fuera de los focos pero con todo su harén, enfermera incluída, o un juicio/linchamiento público en el Tribunal Penal Internacional (TPI) o Tribunal Para Ibéciles, que para quien no sabe, es aquel que juzga "las atrocidades" que se cometen en países que no tienen ni peso ni poder. Las de los demás, la de los países desarrollados son en pro del bien común.
¡Que agradable que es estar del lado de los buenos!
Imagino que habrá otras personas en el mundo que como yo, contemplan el escandaloso espectáculo que especialmente están dando los países "desarrollados", con una mezcla de estupor e incredulidad. ¿Pero no vimos a Berlusconi a los abrazos con Gaddafi, quien por cierto al parecer le regaló la cama que usa..? ¿No era Merkel la que estuvo hace poco negociando contratos para empresas alemanas?
No somos estúpidos porque nos dejemos engañar; en realidad no somos estúpidos, somos perversos.
Todos queremos conducir coches deportivos, tener energía y gas cada vez más baratos, cambiar de móvil todos los años, consumir café en cápuslas que valen un 1.000 % mas de lo que cuestan producir y vestir ropa de marca. Pero resulta que para que nosotros podamos comprar coches deportivos que podamos pagar, éstos cada vez más se fabrican en instalaciones deslocalizadas con condiciones laborales impresentables. Lo mismo es aplicable para el móvil y el café y ni hablar de la ropa de marca que se fabrica en China o India en condiciones de semi-esclavitud. Nos horrorizamos de los "regímenes" que gobiernan ciertos países y de su falta de democracia, pero no tenemos reparo alguno en hacernos los simpaticos cuando toca, con tal de llevarnos algo. Recuerdo a Zapatero "cumpliendo con sus votantes" al criticar la censura de China desde España, pero una vez allí todo fueron sonrisitas y masajes.
Cuando en Europa se emigraba hacia América Latina con una mano atrás y otra adelante, todo era cordialidad para con ellos y agradecimiento. Sus costumbres nos parecían una prueba de la diversidad cultural. Cuando la cosa se invirtió empezamos a hablar de invasión, de que nos vienen a quitar el trabajo, de que se aumenta la inseguridad y que sus costumbres son cosa de indios ignorantes e infradesarrolados. Y cuando se les recuerda que lo mismo ocurrió a la inversa para éstos países antes, es habitual escuchar un hipócrita "no se puede comparar...". Falta de memoria o memoria selectiva, esa es otra de las "virtudes" que nos ha dado el "progreso".
Todos sabemos ésto, y lo verdaderamente patético es que algunos se hagan los distraídos como si la cosa no fuera con ellos.
No soy un antisitema, al contrario. Vivo en el sistema y estoy completamente integrado en él. Tengo ordenador portátil, PDA, Nespresso, conduzco una 4x4 de alta gama, tengo una carrera y un máster en una escuela de negocios de prestigio, 2 hijos y un perro. Uso ropa de marca y mis hijos también, vivo en una urbanización a las afuera de Madrid y no sufro, al menos por ahora, de forma directa las consecuencia de la crisis. Pero no soy imbécil.
Francamente creo que uno de los mayores problemas de la sociedad actual, es el altísimo grado de formación que ha adquirido. Cuando el grado cultural y de educación de la mayoría de la población mundial no distaba mucho del de una oveja, no hace mucho, la vida era mucho más sencilla para todos porque nos creíamos cualquier estupidez que nos decían sin protestar gracias a que éramos ignorantes solemnes. Éramos como niños que creen ciegamente lo que sus padres les cuentan.
Sin embargo, en la actualidad estamos ante las generaciones mejor formadas de la historia pero a la par las más hipócritas, incapaces de asumir sus responsabilidades por la sociedad en la que vivimos porque además, y esta es otra herencia del "progreso", nadie es responsable por nada.
En mi urbanización no hay señal de móvil. No hay, porque ningún vecino quiere una antena de móviles cerca de su casa por miedo a la relación que parece exisitir entre éstas y ciertos tipos de cánceres. No obstante, ello no ha impedido que algunos vecinos intenten crear una plataforma para instalar una en un pueblo cercano (y más humilde) de la cual nos llegaría señal. O sea, "yo no quiero una antena cerca de casa que le pueda generar cáncer a mis hijos, pero negocio con un pueblo vecino (pagando) para ponerla allí, total, el pueblo entero me importa un bledo". Al fin y al cabo, nadie los obliga a aceptar...
Y así vamos.
Gaddafi pagó 10 millones a cada familia de los muertos en el atentado de Lockerbie (ordenado por él) y a partir de entonces a los ojos de los "países desarrollados" Gaddafi ya no era tan malo, sino que era excéntrico y hasta un personaje pintoresco y simpático que se mueve en su carpa y con 4o vírgenes que lo protegen a todos lados. Como leí alguna vez de Umberto Ecco refiriéndose a Sadam Hussein "No se trata de si es un hijo de puta o no, se trata de si es un hijo de puta de los nuestros o de los otros". Y generalmente no son de nadie, o al menos no a tiempo completo, por lo que los que eran buenísimos antes (ej. los talibanes para derrotar a los rusos) tiempo después encarnan a mismísimo Satanás en la tierra.
Claro que si habláramos de un país sin recursos naturales o poco importante desde un punto de vista estratégico, como ocurre con muchos países africanos, a nadie le importaría un carajo que gasearan a toda la población o que experimentaran maneras más eficaces de cortar a la gente en pedacitos a machetazos. Para esos casos usamos el "es un asunto interno de ese país". Y digo "usamos" porque los políticos no caen del cielo. Los políticos son sicarios en formato civilizado y progre. Son los que realizan el trabajo sucio que nosotros no queremos ver ni hacer. Son los que nos permiten sentirnos buena gente a un coste cada vez más bajo. Son los que negocian con el pueblo de al lado para instalar la antena de móviles de la que nos beneficiaremos sin ensuciarnos la manos.
Lo increíble es que éste trabajo sucio tiene tantos candidatos, que un Presidente del Gobierno nos cuesta menos de la mitad que el controlador aéreo que menos dinero ganó en España el año pasado.
Vivímos horrorizándonos de nuestros vecinos pero metemos en prisión a un conductor por conducir a 180 km/hora de noche, en una autopista de 3 carriles vacíos, pero sin embargo el aborto es libre para una menor de edad que ni siquiera necesita el consentimiento de sus padres. Parece que existe un "derecho a abortar" que se sobrepone al "derecho a vivir" de un ser humano en formación.
Lo entiendo, el embarazo puede ser incómodo (tienes que cambiar la ropa, los tatuajes se deforman, y los médicos además te prohíben el alcohol) y a veces muy inoportuno porque te complica un viaje, te puede generar que pierdas esa valiosísima pareja que si escucha "embarazo" empieza a correr y no para hasta Corea o incluso llegar en un momento en que el que te perjudique en el trabajo y te impida un aumento que te permitiría ir a Zara de compras más seguido o incluso hasta comprar algunos zapatos y bolsos de buena marca.
Prohibimos fumar en espacios privados pero no la comercialización de cigarrillos (que nos genera ingresos por impuestos). La "píldora del día después" se comercializa libremente en farmacias pero le vamos a prohibir a los menores de 16 años que se puedan casar.
Comprar la píldora del día después y abortar si, sin problemas, ahora de casarse ¡ni hablar!, tampoco nos pasemos...
Hoy nos desayunamos con que el gobierno pretende rebajar la velocidad máxima en autopistas a 110 para ahorrar energía. Es curioso que un país como Alemania al que siempre miramos como el chamán que guía nuestro camino, no tenga límites de velocidad en sus autopistas pero nosotros la limitemos ¡para ahorrar energía! ¿Es que no había una manera menos descarada y absurda de quitarnos dinero que ésta a través de las multas?
En fin, que al "pobre" Gaddafi le quedan pocas salidas dependiendo de como juegue sus cartas; o un retiro dorado fuera de los focos pero con todo su harén, enfermera incluída, o un juicio/linchamiento público en el Tribunal Penal Internacional (TPI) o Tribunal Para Ibéciles, que para quien no sabe, es aquel que juzga "las atrocidades" que se cometen en países que no tienen ni peso ni poder. Las de los demás, la de los países desarrollados son en pro del bien común.
¡Que agradable que es estar del lado de los buenos!
1 comentario:
Muy bueno! Todo cierto y todo triste.
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