No fue ni podrá ser la aspirina política que sirve para todo porque nos es ajeno, hoy es solo una seta venenosa que no disolverá definitivamente.
Nuestra república se proclama federal y de allí en adelante lo acota con un fuerte presidencialismo, una inteligente y prudente salvaguarda; sucesivos gobiernos, pactos y reformas le abren el camino al desmadre. Es una constante que los enanos siempre quieren ser gigantes y los periféricos centrales, sin pensar que por su propia liviandad y limitaciones acabarán siendo absorbidos por otros peores.
El Federalismo presupone estados soberanos o regiones constituidas, anteriores a la nación; como se ve de movida un sofisma mentiroso en nuestra tierra, producto de una mala copia de constituciones ajenas, territorial histórica cultural y étnicamente distintas. Salvo que apelemos a la fantasía de “los originarios” una sombra tenebrosa que asoma en el horizonte. Una patagonia Mapuche (chilena) desde que a los tehuelches los borraron de la historia; un litoral gaúcho o paulista y un noroeste Aymará, cada una con su idioma su justicia y costumbres. Tratar de hacer un nuevo país, terminó en un aborto, tal como ocurrirá ahora.
Días atrás hablaba de la pérdida de la ley de gravedad y la coherencia, este es un patético ejemplo.
Lo que mal empieza mal acaba.
El tiempo y el centralismo porteño para compensar el disparate le pusieron música romántica de guitarras, charangos, bombos y quenas, endulzaron la píldora amarga con empanadas, tamales y alfajores se lo vació de contenido y pasó a ser una reivindicación populachera en el discurso de nacionalistas centralistas de provincia y demagogos, como la panacea que todo lo puede y lo cura.
En verdad es el comienzo del camino a la disolución nacional; detrás de el se esconden los regionalismos primero y las autonomías y la secesión después. Enfrente tenemos a España por si alguien tiene dudas, con sus parentescos y diferencias.
La entelequia de provincias armadas por ley o decreto, fueron y son territorios feudales de un gran señor o de varios parientes.
Pocas dudas tengo que estas líneas levantarán polvareda en muchos lectores. Hubo un tiempo de joven en que fui federal, casi un romántico de la idea. Ha pasado el tiempo y la realidad me obligó a repensarlo.
Llevamos una mochila muy negativa: unitaria o federal; liberales afrancesados y tradicionalistas de lo peor de España, los Borbones de Francia; llena de sentimientos y resentimientos más que por razones y argumentos coherentes.
Es prudente por tanto no revolver el avispero habiendo heridas en carne viva, pero estar muy atentos a cantos de sirena, eufemismos y demagogia ordinaria
Sería prudente también, que tanto lenguaraz político pensara dos veces y contara hasta mil antes de recurrir a palabras y frases hechas políticamente correctas.
No obstante bien vale la pena comenzar a replantearlo en la intimidad de cada uno; por ello incluyo links a tres artículos que no tienen desperdicio. Cambie nombres y lugares quédese con el fondo, por el mismo camino siempre se llega al mismo lugar. Creer lo contrario porque sobra o falta un árbol o una piedra es francamente estúpido.
Por lo que leo nadie es profeta en su tierra, comparto el sentimiento con don Federico Quevedo.
Federico Quevedo España sangra por sus cuatro costados
Jesús Cacho Sueño de una noche de verano
Leopoldo Abadía A la vuelta de las vacaciones me hago Federal
Más de lo mismo
1 comentario:
Desde los LLanos de La Rioja le escribo, Buenísimo tan cierto como demoledor¡hay que tener huevos para escribirlo todo junto!
Lo felicito
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