agosto 31, 2010

SE DESTAPO LA OLLA DE MIERDA




Ha sido permanente opinión de esta página en sus cinco años de vida que el Señor de la historia tiene el manejo del tiempo, porque sabe desde siempre donde y en que momento estará parado cada uno y haciendo que.
La sutil línea que separa radicalmente el determinismo histórico y el destino escrito de la divina providencia y el libre albedrío.

La ridícula pelea de un histérico caprichoso con sus mercenarios mayores de la prensa destapó la olla prohibida y comienzan a salir de la mano todos los demonios, unos llevan a otros a cuestas.
Curiosamente lo cual no sorprende, los mentores de la mentira histórica y la memoria hemipléjica quitaron la tapa de la olla de mierda que contiene el miserable pasado de los argentinos.
Un guiso que no es aconsejable revolver, los responsables y protagonistas ya fueron llamados a rendir cuentas, sentenciados y no hay más nada que opinar, solo recordar para no volver a lo mismo.
Un relato completo sería desagradable y ocioso ya ha sido escrito por otros con mayor información y testigos de los hechos. Baste recordar algunos nombres que llaman a otros y ligan a casi todos, Perón, Frondizi, Gelbard, Lanusse, Graiver, Montoneros; años siniestros en los que la traición fue la constante.

Los mayores crímenes fueron obra de familiares y amigos entregadores porque los vasos comunicantes eran fluidos, unos los usaban para un propósito los otro para el opuesto, todos al servicio de sus personales delirios.

Cipriano Reyes, Juan Duarte, Vándor, Rucci, Sajón, Onganía, el cordobazo, el General Sanchez comandante del 2º cuerpo de ejército, Paula Lambruschini, el general Julio Alzogaray solo son algunos nombres de esta desgraciada historia de sangre y traiciones.

No hay apellido que garantice ser bien nacido. La Marina de Guerra o la Escuela de Mecánica de la Armada no son el almirante de la P Due Emilio Massera que ascendió a almirante por designación de Perón previo retiro de catorce oficiales más antiguos y con mayores méritos y al comando en jefe de la mano de Isabelita y el brujo López Rega.

La culpa menor posiblemente es la de quienes apretaron el gatillo de frente, los verdaderos culpables todos libres, son los que fogonearon delirios y los que se abstuvieron de detener el desmadre escondiendo su cobardía e incapacidad bajo invocaciones a la democracia, la constitución y el estado de derecho.

Quizás estemos en el acto final del drama cuando los demonios liberado comiencen a devorarlos.
Quien quiera asomarse a la realidad puede consultar los libros de Juan B. Yofre: Nadie fue, Fuimos todos, Cronología de un fracaso y Volver a matar.

Como estos episodios no aparecen por generación espontánea ni por decisión de un loco suelto, es bueno refrescar la memoria de los más jóvenes o de los que les ha quedado sepultada bajo la desinformación de cada día


Cien años de subversión en argentina parte I

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