de Juan o de Andrés no cambia el perjuicio.
LOS PERJUICIOS DE UNA POLITICA INTERVENCIONISTA
Por Elena Valero Narváez
22 agosto 2010
El individuo no es un objeto de administración ni un medio que puede emplear el gobierno para sus propios fines. Frederich Hayek
Cristina Kirchner sigue consolidando un modelo dirigista. Una de las manifestaciones más visibles es la pretendida defensa que el gobierno hace del consumidor a través del control de precios. Es un mecanismo que perjudica e impide la recuperación económica. Guillermo Moreno se entromete cada vez más en las actividades privadas, amenazando y amedrentando, como es costumbre en los funcionarios de regimenes autoritarios.
Casi todos los que integran este gobierno, llegaron al punto de no distinguir entre las funciones que les corresponden como integrantes del gobierno y las actividades particulares de las personas, cuyas obligaciones terminan cuando cumplen con las normas generales que corresponden a todos por igual.
Comenzaron por controlar algunos bienes y, poco a poco, fueron acentuando el control a muchos otros hasta que consiguieron lo que siempre sucede cuando se toman esas desacertadas medidas: faltan productos en los supermercados, se adulteran y después de algunas quejas la gente se acostumbra y agacha la cabeza.
Mientras, el alza de precios, producto de una política errónea, tantas veces ensayada sin éxito en la Argentina, es descaradamente imputada a los empresarios privados aunque los precios dependan cada vez más de las decisiones del gobierno.
Como la política de controles fracasó, siempre pasa, se buscan chivos expiatorios para hacerlos responsables en vez de decir la verdad que no es otra que la falla del sistema.
Tan obcecados son que niegan a la solución al problema que no es otra que la de implantar la libertad económica para facilitar el libre juego del mercado y permitir la vigorización de las fuerzas del trabajo en procura de aumento de la producción y de la disminución de los precios.
Se sigue sosteniendo una política torpe, intervencionista e ineficaz, que confunde a la opinión pública al traspasar la culpa al empresario.
Por no cambiar de sistema, la producción está cayendo y los precios suben como consecuencia de la incapacidad del estado para manejar ciertos factores económicos que consumidores y productores saben hacer mejor.
El gobierno interviene donde no debe y en cambio deja de hacerlo donde le corresponde. Por ejemplo: por un lado mantiene organismos de control innecesarios en una economía libre y por otro deja de cumplir con el rol de dirigir a las fuerzas de policía para que se respete la vida humana de los argentinos, como lo manda la Constitución.
Mantener la seguridad debiera ejercerse con energía para garantizar las garantías individuales y el respeto que deben tenerse las personas entre sí. Las secciones de los diarios nos muestran un cuadro aflictivo en cuanto a delincuencia y faltas a la decencia ciudadana.
En ése área y no en la actividad privada, se necesita de la intervención y responsabilidad del estado. La sociedad lo reclama y exige para poder vivir sin temor y dormir tranquila. Sin embargo Cristina Kirchner dice que es problema de los jueces.
Las medidas intervencionistas nos llevaron durante gobiernos anteriores al borde de un verdadero desastre. Sin embargo, aún hoy, después de infortunadas experiencias, con inconciencia e ignorancia, se siguen aplicando.
¿Qué pasará después de las elecciones? ¿Que cambio propone en materia económica y social la oposición? ¿Desmontará los mecanismos autoritarios implantados para manejar la economía?
¿Se continuará el acrecentamiento del poder gremial en desmedro del sistema de partidos?
¿La esencia del sistema de coerción que aun existe seguirá obligando a obedecer a una antojadiza e ineficaz burocracia?
A medida que la situación económica empeore por fijar arbitrariamente los precios ¿cuáles serán las medidas que propondrán para arreglar la situación?
¿Aprendieron que si el precio no surge del mercado, el gobierno crea una situación de privilegio y discrimina al imponérselo a otros?
¿Son concientes de que tanto el control sobre los precios y sobre qué debe o no exportarse o importarse provoca que haya mas demanda al precio que impone el gobierno que bienes producidos y, por lo tanto, se genera inflación?
Varios de los líderes opositores, ciegos ante problemas importantes, nos prometen igual intervencionismo estatal, bajo la quimera de que mediante ella defenderán mejor los intereses de los argentinos, sin pensar que cuando cedemos en materia de libertades y nos sometemos cada día más al proceder discrecional y arbitrario de una burocracia intervencionista atraemos a la dictadura. La persecución actual, a instituciones fundamentales de la República lo atestigua. Resulta increíble como la mayoría lo permite.
No podemos estar sujetos a las órdenes de funcionarios, sino a normas comunes a todos los que vivimos en la Argentina.
La pretendida justicia social no se alcanza mediante una economía controlada por el gobierno decidiendo quien debe tener menos y quien debe tener más. Si el gobierno decide cuánto deben costar los bienes y cuánto debe percibir una persona por su trabajo, no importan los servicios que se realizan para satisfacer a los demás sino el mérito que le endilgue el gobierno.
Para mejorar, todos tenemos que darnos cuenta de los graves perjuicios al consumo que está trayendo perturbar el libre juego de las leyes económicas, los apremios coercitivos, la arbitrariedad de decisiones, procedimientos, y desplantes, de un gobierno dirigista y estatista que se preocupa sólo de sus propias apetencias sin considerar el porvenir de los argentinos, acentuando el desaliento y la desconfianza general.
Elena Valero Narváez. Autora de “ElCrepúsculoArgentino”.Lumiere.2006
evaleronarvaez@hotmail.com
Por Elena Valero Narváez
22 agosto 2010
El individuo no es un objeto de administración ni un medio que puede emplear el gobierno para sus propios fines. Frederich Hayek
Cristina Kirchner sigue consolidando un modelo dirigista. Una de las manifestaciones más visibles es la pretendida defensa que el gobierno hace del consumidor a través del control de precios. Es un mecanismo que perjudica e impide la recuperación económica. Guillermo Moreno se entromete cada vez más en las actividades privadas, amenazando y amedrentando, como es costumbre en los funcionarios de regimenes autoritarios.
Casi todos los que integran este gobierno, llegaron al punto de no distinguir entre las funciones que les corresponden como integrantes del gobierno y las actividades particulares de las personas, cuyas obligaciones terminan cuando cumplen con las normas generales que corresponden a todos por igual.
Comenzaron por controlar algunos bienes y, poco a poco, fueron acentuando el control a muchos otros hasta que consiguieron lo que siempre sucede cuando se toman esas desacertadas medidas: faltan productos en los supermercados, se adulteran y después de algunas quejas la gente se acostumbra y agacha la cabeza.
Mientras, el alza de precios, producto de una política errónea, tantas veces ensayada sin éxito en la Argentina, es descaradamente imputada a los empresarios privados aunque los precios dependan cada vez más de las decisiones del gobierno.
Como la política de controles fracasó, siempre pasa, se buscan chivos expiatorios para hacerlos responsables en vez de decir la verdad que no es otra que la falla del sistema.
Tan obcecados son que niegan a la solución al problema que no es otra que la de implantar la libertad económica para facilitar el libre juego del mercado y permitir la vigorización de las fuerzas del trabajo en procura de aumento de la producción y de la disminución de los precios.
Se sigue sosteniendo una política torpe, intervencionista e ineficaz, que confunde a la opinión pública al traspasar la culpa al empresario.
Por no cambiar de sistema, la producción está cayendo y los precios suben como consecuencia de la incapacidad del estado para manejar ciertos factores económicos que consumidores y productores saben hacer mejor.
El gobierno interviene donde no debe y en cambio deja de hacerlo donde le corresponde. Por ejemplo: por un lado mantiene organismos de control innecesarios en una economía libre y por otro deja de cumplir con el rol de dirigir a las fuerzas de policía para que se respete la vida humana de los argentinos, como lo manda la Constitución.
Mantener la seguridad debiera ejercerse con energía para garantizar las garantías individuales y el respeto que deben tenerse las personas entre sí. Las secciones de los diarios nos muestran un cuadro aflictivo en cuanto a delincuencia y faltas a la decencia ciudadana.
En ése área y no en la actividad privada, se necesita de la intervención y responsabilidad del estado. La sociedad lo reclama y exige para poder vivir sin temor y dormir tranquila. Sin embargo Cristina Kirchner dice que es problema de los jueces.
Las medidas intervencionistas nos llevaron durante gobiernos anteriores al borde de un verdadero desastre. Sin embargo, aún hoy, después de infortunadas experiencias, con inconciencia e ignorancia, se siguen aplicando.
¿Qué pasará después de las elecciones? ¿Que cambio propone en materia económica y social la oposición? ¿Desmontará los mecanismos autoritarios implantados para manejar la economía?
¿Se continuará el acrecentamiento del poder gremial en desmedro del sistema de partidos?
¿La esencia del sistema de coerción que aun existe seguirá obligando a obedecer a una antojadiza e ineficaz burocracia?
A medida que la situación económica empeore por fijar arbitrariamente los precios ¿cuáles serán las medidas que propondrán para arreglar la situación?
¿Aprendieron que si el precio no surge del mercado, el gobierno crea una situación de privilegio y discrimina al imponérselo a otros?
¿Son concientes de que tanto el control sobre los precios y sobre qué debe o no exportarse o importarse provoca que haya mas demanda al precio que impone el gobierno que bienes producidos y, por lo tanto, se genera inflación?
Varios de los líderes opositores, ciegos ante problemas importantes, nos prometen igual intervencionismo estatal, bajo la quimera de que mediante ella defenderán mejor los intereses de los argentinos, sin pensar que cuando cedemos en materia de libertades y nos sometemos cada día más al proceder discrecional y arbitrario de una burocracia intervencionista atraemos a la dictadura. La persecución actual, a instituciones fundamentales de la República lo atestigua. Resulta increíble como la mayoría lo permite.
No podemos estar sujetos a las órdenes de funcionarios, sino a normas comunes a todos los que vivimos en la Argentina.
La pretendida justicia social no se alcanza mediante una economía controlada por el gobierno decidiendo quien debe tener menos y quien debe tener más. Si el gobierno decide cuánto deben costar los bienes y cuánto debe percibir una persona por su trabajo, no importan los servicios que se realizan para satisfacer a los demás sino el mérito que le endilgue el gobierno.
Para mejorar, todos tenemos que darnos cuenta de los graves perjuicios al consumo que está trayendo perturbar el libre juego de las leyes económicas, los apremios coercitivos, la arbitrariedad de decisiones, procedimientos, y desplantes, de un gobierno dirigista y estatista que se preocupa sólo de sus propias apetencias sin considerar el porvenir de los argentinos, acentuando el desaliento y la desconfianza general.
Elena Valero Narváez. Autora de “ElCrepúsculoArgentino”.Lumiere.2006
evaleronarvaez@hotmail.com
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