Doctora Carmen ARGIBAY MOLINA
La ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nacion,tiene miedo
Cuando un juez tiene miedo es porque la conciencia le remuerde por no haber cumplido su función o porque carece de las condiciones personales para ejercer el cargo. Un magistrado temeroso o asustado debe renunciar e irse a su casa, impartir justicia exige respeto, valor, convicción y prudencia, a la Ministro de la Corte le faltan todas.
Sus públicas declaraciones para “justificarse” del fallo por el que se revocó la liberación de menores, en contradicción con su pública e histórica posición, “el mérito” que la catapulto al cargo. no tienen antecedentes. Cola de paja se llama, impropio de los más altos magistrados
Argibay Molina no puede lavarse las manos que chorrean sangre y mugre con agua, necesita una amoladora para pulirlas, un buen chorro de ácido o mejor cortárselas y echarlas al fuego.
Sorprende la hipocresía sin vergüenza con que pretende explicar su posición aduciendo que los menores serían blancos móviles del gatillo fácil de la policía. Una gravísima injuria oficial a las fuerzas de seguridad que son auxiliares de la justicia cuyo más alto tribunal integra. No tiene precedentes sobrando desbocados en la materia.
Asombra la falta de reacción a 48 hs. del hecho. La Jueza debe dar explicaciones al Congreso, a las fuerzas de seguridad, a la población y a los miles de familias víctimas de sus doctrinas. Quien no se las pida es porque comulga con esa rueda de molino o es un cobarde que no puede pretender el respeto de nadie.
No tema que haya linchamientos Argibay Molina, este absolutamente segura que los habrá. Usted, sus asociados, el ministro de Seguridad y Justicia, quienes los designaron y los que hoy en silencio convalidan sus dichos serán los únicos responsables.
Más bien preocúpese de caminar por la sombra para que no la vean.
Concluye su inmunda perorata, tirándole el fardo a legisladores y políticos que no se ocupan porque los menores no votan. Además de insolente es ignorante o tiene muy mala entraña, los votos los dan y los financian los narcotraficantes, los punteros políticos de sus mandantes, como muchos discípulos suyos que dicen trabajar de penalistas, fiscales y magistrados garantistas y viven de ellos.
Sigo escuchando el silencio de legisladores y dirigentes que se babean reclamando institucionalidad y república.
La ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nacion,tiene miedo
Cuando un juez tiene miedo es porque la conciencia le remuerde por no haber cumplido su función o porque carece de las condiciones personales para ejercer el cargo. Un magistrado temeroso o asustado debe renunciar e irse a su casa, impartir justicia exige respeto, valor, convicción y prudencia, a la Ministro de la Corte le faltan todas.
Sus públicas declaraciones para “justificarse” del fallo por el que se revocó la liberación de menores, en contradicción con su pública e histórica posición, “el mérito” que la catapulto al cargo. no tienen antecedentes. Cola de paja se llama, impropio de los más altos magistrados
Argibay Molina no puede lavarse las manos que chorrean sangre y mugre con agua, necesita una amoladora para pulirlas, un buen chorro de ácido o mejor cortárselas y echarlas al fuego.
Sorprende la hipocresía sin vergüenza con que pretende explicar su posición aduciendo que los menores serían blancos móviles del gatillo fácil de la policía. Una gravísima injuria oficial a las fuerzas de seguridad que son auxiliares de la justicia cuyo más alto tribunal integra. No tiene precedentes sobrando desbocados en la materia.
Asombra la falta de reacción a 48 hs. del hecho. La Jueza debe dar explicaciones al Congreso, a las fuerzas de seguridad, a la población y a los miles de familias víctimas de sus doctrinas. Quien no se las pida es porque comulga con esa rueda de molino o es un cobarde que no puede pretender el respeto de nadie.
No tema que haya linchamientos Argibay Molina, este absolutamente segura que los habrá. Usted, sus asociados, el ministro de Seguridad y Justicia, quienes los designaron y los que hoy en silencio convalidan sus dichos serán los únicos responsables.
Más bien preocúpese de caminar por la sombra para que no la vean.
Concluye su inmunda perorata, tirándole el fardo a legisladores y políticos que no se ocupan porque los menores no votan. Además de insolente es ignorante o tiene muy mala entraña, los votos los dan y los financian los narcotraficantes, los punteros políticos de sus mandantes, como muchos discípulos suyos que dicen trabajar de penalistas, fiscales y magistrados garantistas y viven de ellos.
Sigo escuchando el silencio de legisladores y dirigentes que se babean reclamando institucionalidad y república.
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