octubre 11, 2006

Acompañar a bien morir

(Foto: Fernanda Corbani. La Nación.com)

El 2 de Mayo del 2005 publique un artículo (Ver: "Reconcilia con la vida, la casa de la buena muerte") sobre el tema. Era la época en que se reinstalaba como periódicamente ocurre, la eutanasia, que ya no tiene el significado que le da nuestro idioma a partir de su origen griego. Hoy en crudo es matar por supuestas razones humanitarias. "Morir con dignidad" dicen algunos hipócritas que parecen desconocer que no se muere con dignidad, se vive con dignidad.
He pasado muchos años de mi vida, en razón de mi profesión y de las circunstancias en las que me tocó ejercerla, viendo morir gente y como se extingue lentamente la vida. Casi podría decir que he sido más; médico de moribundos que de enfermos circunstanciales.
Deja marcas profundas, no tanto el convivir con la muerte como el comprobar cuan difícil resulta para todos: médicos, enfermeras, parientes y amigos, estar en presencia de quien se apresta a partir. ¿Que cara poner, que decir? El momento supremo infunde tanto respeto que produce temor, y este sin quererlo levanta barreras y llena los espacios con silencios.
Me costó mucho encontrar una respuesta, hasta que un día, estando al lado de un paciente desahuciado, sentí que con sus escasas fuerzas apretaba mi mano. Respondí al contacto, abrió los ojos y me clavó su última mirada. Sin palabras me dio la respuesta.
Acompañar a bien morir debe sin duda ser la más noble de las actividades humanas.
No requiere sofisticadas instalaciones o complejos recursos tecnológicos, solo demanda algo mucho más difícil y que no tiene precio, amor al prójimo como a uno mismo; dar a otro aquello que quisiéramos que nos den, porque a todos nos va a llegar la hora y no sabemos en que condiciones.
Dar sin esperar, es un viajero que parte sin regreso.
Desde esta modesta página que llega a toda nuestra América y Europa, me permito convocar a los lectores a sembrar de hospice nuestras tierras. En todas partes hay una casa y gentes muy nobles, con sólo eso basta. Hasta los médicos estamos de más, están más allá de la ciencia.

Para interiorizarse, he aquí algunas direcciones:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, es oro en polvo