octubre 12, 2006

Hispanidad

El 12 de Octubre fue celebrado mucho tiempo en América como el día de la raza, una de las denominaciones más mentirosas que se han acuñado. Como reacción a esta falsedad se propagó otra peor, en “desagravio” a los pueblos indígenas de América, “masacrados y esclavizados por los conquistadores”.
Quizás es hora de restaurar la verdad. De la suma de errores no resulta nada bueno.
El 12 de Octubre se celebra de antiguo, la aparición en vida, de la Virgen María, en Zaragoza al apóstol Santiago, decepcionado por la resistencia a sus prédicas. En respuesta la Virgen, tomó bajo su protección aquellas tierras y en prueba de ello, dejó su pilar cual sello de propiedad.
Otro 12 octubre, catorce siglos después, en nombre de los reyes de Castilla y Aragón, por casualidad o por voluntad superior, América se incorpora a la Hispanidad en el día de su Patrona.
En Iberia y en América, “raza”, es palabra ajena, la hispanidad es sinónimo de universalidad, de integración de pueblos, culturas y civilizaciones y lo es gracias al profundo individualismo de sus hijos. Ahí esta la historia de testigo.
En el respeto a nuestras creencias, tradiciones e idioma está el secreto de nuestra fuerza, capaz de integrar a todos, principio totalmente distinto del que enarbolan los supuestos “tolerantes antidiscriminadores”. La unión nunca fue mezcla, requiere que las partes se cohesionen sin perder su esencia bajo un sólido y firme principio ordenador.
A toda la Hispanidad, sobre la que sigue sin ponerse el sol, sin necesidad de ser un solo reino o imperio, llegue nuestro saludo.
Este mundo confuso y atomizado esta pidiendo que la gran Nación ausente vuelva por sus fueros.
Cuando otros dirigen las políticas y el pensamiento, está visto que el resultado son guerras, divisiones y enfrentamientos. A la unión en la diversidad oponen el unánime silencio de los muertos.
Si así fuera, a recoger el guante de la historia, limpiar la casa, la patria chica y “a las obras”.

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