Hace meses que trato de no quitar la mirada del Perú con los limitados medios que dispongo, de repasar su pasado reciente sin poder ubicarme con seguridad en el hoy y ahora.
Humala parece lo único nuevo en Perú, los demás son todos cadáveres políticos que como acá nunca se entierran. Es por eso que sorprende la sospechosa virulencia de los exabruptos del Venezolano contra el presidente Toledo y Alan García, a punto tal que es forzoso preguntarse ¿Qué busca? ¿Promocionar a Humala o hundirlo, jugando al “salvavidas de plomo”? A poco que se lo analice desapasionadamente se vera que no es una duda incoherente.
El triunfo de García no lo perjudica, es un muñequito de trapo que se cae con la primer pueblada callejera. Ya se sabe: encapuchados, saqueos, algunos incendios, pedrea a la policía etc. Lo tradicional y de paso se saca de encima a otro “militar indigenista”.
El triunfo de Humala significa competencia. Ni le aporta ni le quita nada, ni en sueños lo recibirán en Lima como hoy se pasea por Ecuador y Bolivia. Distinta será la cosa si llega como “libertador Bolivariano” a reimplantar el orden en medio del caos que no podrá controlar Alan García cuando le mueva el piso.
Si se acepta la hipótesis como posible habrá que llevar la duda un escalón más arriba. ¿Chávez es el payaso que se muestra o es un robot a control remoto?
En Perú se juegan no solo los peruanos, sino todos los vecinos, que es como decir Sudamérica.
Cerrado hace dos días este artículo sin poder aventar las dudas, encuentro dos noticias que dan la puntada final. Aún caminando a tientas no estaba tan perdido. Es una campaña de “ex”; un Alan adentro, un Alberto afuera y un Vladimiro haciendo fuerza de costado. ¡Alerta! Me grita la memoria, por regla general los políticos que en América se llaman Igor o Vladimir son cría de trotzkistas militantes, no es cuestión de discriminar pero si el gato tiene rayas es tigre y de tal palo tal astilla. Juzgue usted querido lector.
Humala parece lo único nuevo en Perú, los demás son todos cadáveres políticos que como acá nunca se entierran. Es por eso que sorprende la sospechosa virulencia de los exabruptos del Venezolano contra el presidente Toledo y Alan García, a punto tal que es forzoso preguntarse ¿Qué busca? ¿Promocionar a Humala o hundirlo, jugando al “salvavidas de plomo”? A poco que se lo analice desapasionadamente se vera que no es una duda incoherente.
El triunfo de García no lo perjudica, es un muñequito de trapo que se cae con la primer pueblada callejera. Ya se sabe: encapuchados, saqueos, algunos incendios, pedrea a la policía etc. Lo tradicional y de paso se saca de encima a otro “militar indigenista”.
El triunfo de Humala significa competencia. Ni le aporta ni le quita nada, ni en sueños lo recibirán en Lima como hoy se pasea por Ecuador y Bolivia. Distinta será la cosa si llega como “libertador Bolivariano” a reimplantar el orden en medio del caos que no podrá controlar Alan García cuando le mueva el piso.
Si se acepta la hipótesis como posible habrá que llevar la duda un escalón más arriba. ¿Chávez es el payaso que se muestra o es un robot a control remoto?
En Perú se juegan no solo los peruanos, sino todos los vecinos, que es como decir Sudamérica.
Cerrado hace dos días este artículo sin poder aventar las dudas, encuentro dos noticias que dan la puntada final. Aún caminando a tientas no estaba tan perdido. Es una campaña de “ex”; un Alan adentro, un Alberto afuera y un Vladimiro haciendo fuerza de costado. ¡Alerta! Me grita la memoria, por regla general los políticos que en América se llaman Igor o Vladimir son cría de trotzkistas militantes, no es cuestión de discriminar pero si el gato tiene rayas es tigre y de tal palo tal astilla. Juzgue usted querido lector.
(ver: "Humala afirma que no será peón de Chávez ni de nadie"; "Humala es un peón de Chávez y de Castro")
La próxima movida es del Perú, después se verá como sigue.
¡¡¡Mucha suerte y que sea lo mejor!!!
La próxima movida es del Perú, después se verá como sigue.
¡¡¡Mucha suerte y que sea lo mejor!!!
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