Es una pretendida teoría política que copia aquella ley de la física que enuncia que “toda acción genera una reacción de igual valor y sentido contrario” que entre otras cosas permite navegar, y le dio inmortalidad a Arquímedes cuando grito “Eureka” y enunció su famosa ley que hoy han reducido a teoría y le han cambiado el nombre.
Una curiosa voltereta ideológica de los torpes que no tienen ideas, enredados en sus propias contradicciones.
En efecto se instala oficialmente la formal condena de su propia creación intelectual.
Los que se escandalizaban de las quemas de libros por la Inquisición, hoy censuran y enmiendan los textos que ellos mismos produjeron, el miserable Sábato (bonafini dixit) es candidato a tostarse en una pira oficial.
Durante años pretendieron justificar sus asesinatos y el terrorismo con la teoría de los dos demonios, hasta acuñaron una consigna (texto oficial para los ignorantes) que repitieron hasta el hartazgo: “la violencia de arriba es la responsable de la violencia de abajo” era una santa verdad, con la que se justificaba asesinatos y atrocidades.
Ensoberbecidos ya no les sirve, han borrado de la realidad la violencia de abajo, nunca existió, dicen. La nueva verdad reza: “hay un demonio no dos y siempre esta en la vereda de enfrente, hubo un siniestro plan para matar y torturar porque si, de puro perversos que son los militares dictadores genocidas. Un día se levantaron torcidos y decidieron apoderarse y criar como propios, hijos ajenos, y curiosamente seleccionaron para hijos propios, los de los peores asesinos”.
Hasta afirman que no hubo guerra, sin explicar porque los “chicos idealistas” estaban armados, integrados a organizaciones militares con disciplina y grados propios de una fuerza armada, produciendo acciones de guerra con el confesado y exhibido objetivo de tomar el poder.
Hay olor a neuronas quemadas, están patinando fiero.
Los demonios no son uno ni dos, son muchos, los que durante años prepararon el terreno, para que otros se lanzaran al asalto de la Nación a sangre y fuego.
Hoy llegaron sin disparar un tiro, se les hizo el campo orégano cuando los que ganaron la guerra perdieron la Paz. Cada cosa en su justo lugar.
Vienen a dar rienda suelta a su odio y resentimiento que no tiene límites.
Son tantas las mentiras y aberrantes argumentaciones que llegará el día que se haga evidente que con tanto torturado y detenido suelto, los dictadores no eran tan malos. Hay miedo de decirlo y aceptarlo aunque todos sin lugar a dudas lo saben y lo supieron siempre, cuando se lo expresaba con aquel “algo habrán hecho” somos un país de hipócritas exitistas, y en esto nada a cambiado.
Como se explica que sumando muertos, 30.000 desaparecidos, los incontables que lloran por haber sido detenidos y torturados, esos que sufrieron una detención tan inhumana que les permitía circular libremente, saber y ser testigos de todo lo que ocurría, ¿como siendo tantos perdieron la guerra? ¿O es que todos los hoy indemnizados por sus sufrimientos eran traidores, delatores y cobardes que quedaron libres vivos y sanos en retribución a sus buenos servicios? Suerte, que no tuvieron los ejecutados por los tribunales revolucionarios, esos de los que no se habla ni están en ninguna lista.
La verdad verdadera nunca se sabrá, pero la sospecha es grande y es mucha. No se debe revolver la mierda, ni hurgar en las heridas. Las guerras podrán ser justas en sus motivos, en su desarrollo todas son basura. Es algo que tienen muy en claro lo que se juegan el pellejo, el dolor y la muerte no tienen lados ni bandos es el mismo para unos y otros, las intenciones están reservadas al Juicio de Dios. Los que no lo entienden ni lo entenderán son los grises que nunca estuvieron en ningún lado y cuando todo terminó salen a medrar con poses, al tiempo que reclaman el derecho de saqueo.
Terminada una guerra, no se puede tolerar que unos se apropien del duelo y comiencen por vía de la venganza otra. O se busca recomenzar y que la violencia de arriba provoque y justifique la violencia de abajo, aunque todos hayan cambiado de lugar. En este drama lo peor es el coro y la orquesta, sin lugar a dudas serán el jamón del sándwich del próximo estropicio. Por mi, ojala que así sea, que reciban sin piedad de arriba y de abajo, son los verdaderos causantes de lo que pasó y que están haciendo todo lo posible para que vuelva a pasar.
De una vez por todas, en Argentina hubo una guerra; el dolor, la muerte, las miserias, las traiciones, los abusos y atropellos son parte de la guerra, no se trata si las justifico o no, es y basta, no existen las guerras humanitarias. Los verdaderos culpables son los que juegan con fuego y las hacen inevitables, los que siempre caen parados. Si hubo impiedad o injusticia de cualquier lado, es problema de los magistrados poner las cosas en su sitio y si no se puede hay otra justicia que es infalible. Ese cuento de las almas en pena que piden venganza o justicia para descansar en paz, es solo una de las más vetustas antigüallas paganas, insólitamente resucitada por los “retroprogresistas”, los que progresan hacia atrás, como los cangrejos, símbolo del cáncer. Término que les va como anillo al dedo, siembran metástasis en toda la sociedad y son mortales. Lo adopto, porque se me ocurrió y los define con precisión. Úselo no tiene “copyright”.
Esto no da para más, pero aún veremos cosas peores, cuando se comienza a tapar una mentira con otra es porque llegó el principio del fin.
Una curiosa voltereta ideológica de los torpes que no tienen ideas, enredados en sus propias contradicciones.
En efecto se instala oficialmente la formal condena de su propia creación intelectual.
Los que se escandalizaban de las quemas de libros por la Inquisición, hoy censuran y enmiendan los textos que ellos mismos produjeron, el miserable Sábato (bonafini dixit) es candidato a tostarse en una pira oficial.
Durante años pretendieron justificar sus asesinatos y el terrorismo con la teoría de los dos demonios, hasta acuñaron una consigna (texto oficial para los ignorantes) que repitieron hasta el hartazgo: “la violencia de arriba es la responsable de la violencia de abajo” era una santa verdad, con la que se justificaba asesinatos y atrocidades.
Ensoberbecidos ya no les sirve, han borrado de la realidad la violencia de abajo, nunca existió, dicen. La nueva verdad reza: “hay un demonio no dos y siempre esta en la vereda de enfrente, hubo un siniestro plan para matar y torturar porque si, de puro perversos que son los militares dictadores genocidas. Un día se levantaron torcidos y decidieron apoderarse y criar como propios, hijos ajenos, y curiosamente seleccionaron para hijos propios, los de los peores asesinos”.
Hasta afirman que no hubo guerra, sin explicar porque los “chicos idealistas” estaban armados, integrados a organizaciones militares con disciplina y grados propios de una fuerza armada, produciendo acciones de guerra con el confesado y exhibido objetivo de tomar el poder.
Hay olor a neuronas quemadas, están patinando fiero.
Los demonios no son uno ni dos, son muchos, los que durante años prepararon el terreno, para que otros se lanzaran al asalto de la Nación a sangre y fuego.
Hoy llegaron sin disparar un tiro, se les hizo el campo orégano cuando los que ganaron la guerra perdieron la Paz. Cada cosa en su justo lugar.
Vienen a dar rienda suelta a su odio y resentimiento que no tiene límites.
Son tantas las mentiras y aberrantes argumentaciones que llegará el día que se haga evidente que con tanto torturado y detenido suelto, los dictadores no eran tan malos. Hay miedo de decirlo y aceptarlo aunque todos sin lugar a dudas lo saben y lo supieron siempre, cuando se lo expresaba con aquel “algo habrán hecho” somos un país de hipócritas exitistas, y en esto nada a cambiado.
Como se explica que sumando muertos, 30.000 desaparecidos, los incontables que lloran por haber sido detenidos y torturados, esos que sufrieron una detención tan inhumana que les permitía circular libremente, saber y ser testigos de todo lo que ocurría, ¿como siendo tantos perdieron la guerra? ¿O es que todos los hoy indemnizados por sus sufrimientos eran traidores, delatores y cobardes que quedaron libres vivos y sanos en retribución a sus buenos servicios? Suerte, que no tuvieron los ejecutados por los tribunales revolucionarios, esos de los que no se habla ni están en ninguna lista.
La verdad verdadera nunca se sabrá, pero la sospecha es grande y es mucha. No se debe revolver la mierda, ni hurgar en las heridas. Las guerras podrán ser justas en sus motivos, en su desarrollo todas son basura. Es algo que tienen muy en claro lo que se juegan el pellejo, el dolor y la muerte no tienen lados ni bandos es el mismo para unos y otros, las intenciones están reservadas al Juicio de Dios. Los que no lo entienden ni lo entenderán son los grises que nunca estuvieron en ningún lado y cuando todo terminó salen a medrar con poses, al tiempo que reclaman el derecho de saqueo.
Terminada una guerra, no se puede tolerar que unos se apropien del duelo y comiencen por vía de la venganza otra. O se busca recomenzar y que la violencia de arriba provoque y justifique la violencia de abajo, aunque todos hayan cambiado de lugar. En este drama lo peor es el coro y la orquesta, sin lugar a dudas serán el jamón del sándwich del próximo estropicio. Por mi, ojala que así sea, que reciban sin piedad de arriba y de abajo, son los verdaderos causantes de lo que pasó y que están haciendo todo lo posible para que vuelva a pasar.
De una vez por todas, en Argentina hubo una guerra; el dolor, la muerte, las miserias, las traiciones, los abusos y atropellos son parte de la guerra, no se trata si las justifico o no, es y basta, no existen las guerras humanitarias. Los verdaderos culpables son los que juegan con fuego y las hacen inevitables, los que siempre caen parados. Si hubo impiedad o injusticia de cualquier lado, es problema de los magistrados poner las cosas en su sitio y si no se puede hay otra justicia que es infalible. Ese cuento de las almas en pena que piden venganza o justicia para descansar en paz, es solo una de las más vetustas antigüallas paganas, insólitamente resucitada por los “retroprogresistas”, los que progresan hacia atrás, como los cangrejos, símbolo del cáncer. Término que les va como anillo al dedo, siembran metástasis en toda la sociedad y son mortales. Lo adopto, porque se me ocurrió y los define con precisión. Úselo no tiene “copyright”.
Esto no da para más, pero aún veremos cosas peores, cuando se comienza a tapar una mentira con otra es porque llegó el principio del fin.
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