junio 07, 2006

El hilo conductor


Hay noticias e imágenes que se repiten desde Buenos Aires, Paris, Santiago de Chile, Valparaíso o San Pablo.
Si no fuese por algún monumento o edificio no habría forma de identificarlas, curiosamente los actores tienen para cada lugar un argumento distinto: boleto escolar, elección de un rector, ordenanzas antipandilla, legislación del trabajo, planes de integración, “esto no me gusta y aquello tampoco”.
Hasta el “prohibido prohibir” de aquel mayo Francés del 68 a falta de algo mejor fue un motivo. El argumento no importa, el método siempre es el mismo; piedras a la policía, vidrieras rotas, autos quemados, a igual principio e igual desarrollo corresponde el mismo final. Con más o menos disimulo se otorga todo y hasta la próxima demanda. ¿Tiene solución? Sin lugar a dudas en este contexto ideológico y cultural no.
Y no tiene solución porque aunque sean atendibles los supuestos reclamos, en la realidad son solo excusas para destruir el concepto de autoridad y esto se llama “anarquía” que es imposible controlar, combatir o erradicar cuando la difunden, promocionan y ensalzan todo el día, desde la prensa, la radio y TV, en una fantástica embestida contra todo lo que represente autoridad (ver: "Los hijos de padres muy estrictos serían propensos a la obesidad") sean padres, maestros, agentes del orden, leyes, credos y autoridades religiosas etc. Tanto los que no ocultan su claro perfil ácrata, como los atildados personajes de la cultura, la “excelencia académica” o el meduloso análisis de la hora. La culpa no es del cerdo sino del que le da de comer.
Como hay que hacer algo sigamos tratando las consecuencias; palos a los revoltosos y procesamiento a los policías, cosa que los responsables de tanta cultura popular tengan argumentos para seguir envenenando.
Curiosamente hoy el embate lo soporta el gobierno socialista de Chile, ( Ver: "El paro estudiantil en Chile terminó con saqueos y más de 26o detenidos") que ni puede controlar o reprimir ni puede seguir concediendo y para que no queden dudas, es la oposición conservadora la que apoya las demandas, de donde se viene a comprobar que izquierda y derecha son dos caras de la misma moneda, ambos de un lado y de otro motorizando la rueda de la Revolución. Ambos ponen la mesa para que devoren los anarquistas, mientras un coro de cómplices y suicidas, trata de sacar rédito político de la protesta o llevar agua para su molino justificando los argumentos, sin explicar porque estos hechos aparecen y desaparecen como por arte de magia sin que jamás se solucionen en ninguna parte los “justos reclamos” que nunca pasaron de vulgares excusas para demostrar que la autoridad no existe o es impotente.

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