agosto 25, 2011

EL DIA DESPUES VA A LLEGAR



Llegamos al Finisterre, cualquiera sea el primero, en el mar los monstruos marinos esperan al que venga.
Los empollaron y criaron pacientemente durante años, ahora son adultos y tienen hambre.
No hay reservas, de libre disponibilidad se sobrentiende, las otras no son reservas, ya están gastadas; ni siquiera se sabe con certeza si las hay de alguna clase, considerando el default interno que decretó la ANSES; ni de donde manotear una moneda, las matemáticas son exactas, los combustibles líquidos, el gas y la electricidad deben pagarse lo que le cuesta a todo el mundo, multiplique su valor actual por dos o tres, ídem los pasajes del transporte público y los costos del flete. Se terminan los subsidios para disimular la buena situación que dicen les dio el triunfo y el derroche irresponsable o la hiperinflación se los come a todos.
Incluso la pretensión de financiarse con el producto del saqueo al campo que es pan para hoy y hambre para mañana esta prendida con alfileres por un mundo en precario equilibrio inestable y se pagarán la carne la leche y los granos más caros de lo que cuestan en todas partes. No puede olvidarse el “costo argentino” de la intermediación parásita.
Poco importa si quedan los que están o como se llame el que venga, la realidad le torcerá el brazo al más pintado.
Más vale que se lo rompa a los que llevan diez años saqueando, por una necesaria razón de justicia.
No sería un desastre que se reelijan; no hay mal que por bien no venga.
Hágale caso a un idiota que ve todo negro porque en esta tierra hasta los colores que alegraban la vida se los robaron; cierre las canillas de cuotas, créditos y consumos prescindibles, a nadie le alcanzarán las monedas para hacer o tener lo que tenía.
Vaya saliendo de la burbuja, al menos para aclimatarse, acá afuera también se vive, es cuestión de costumbre, en y tantos años que estamos en este peñasco superamos pestes, hambrunas, eras glaciares, mares que se secan, montañas que aparecen, selvas que terminan en desiertos, salvadores y libertadores de todos colores; no eran mejores ni peores que nosotros, eran iguales.
Más vale ajustarse el cinto solo a que lo cinche un gordo pesado que quiera montarlo.

1 comentario:

Ladislao dijo...

Muy cierto, me asiombra ver cuantos viven en una burbuja relojeando cotizaciones sin ver lo que viene para todos.