agosto 17, 2011

default interno, genocidio o estafa nacional



Dicen que estamos blindados frente a la crisis y simultáneamente el sistema previsional decreta el default interno por incapacidad de pagar sus deudas, con la complicidad del legislativo y judicial. Deudas que mensualmente se incrementan desde hace años de la mano de los falsos índices oficiales de inflación,
Lógico, puertas adentro cualquier enano presume de gigante, no se pueden embargar cuentas, clausurar el banco Nación ni el Banco Central, meter presa a la corte o al legislativo que funcionan en piloto automático.
Han designado directores en las empresas cuyas acciones les robaron con el voto de todos, al sistema de capitalización de las AFJP desconociendo la decisicion expresa de los aportantes y legítimos titulares de esos bienes adquiridos con sus aportes.



Que la ley que modifico el sistema previsional haya nacido preñada de horrores es una cosa, corregirlos era el imperativo no suprimir una buena idea toda vez que no se ha conocido peor administrador que el estado todopoderoso que hace la ley y la trampa, es juez y parte, roba y mata a la victima de inanición.



Presumir que organismos internacionales tomen partido en este genocidio que se anuncia es de una ingenuidad superlativa; presumir que aparezcan indignados o vándalos incendiarios está dentro de lo posible.



En el preciso momento que arda un fósforo en Sudamérica, el mundo entra en diarrea.
Y el remedio no son los lutos prefabricados para la campaña ni los rockeros.
La cuestión no es la deuda que ya esta está contabilizada, solo falta ejecutarla, minas, tierras, mares. Para eso están los Kirchner en Santa Cruz, Das Neves en Chubut, Gioja, Capitanich, Fellner, Urtubey y otros de su calaña.



El problema es el contagio. La pandemia para la que no hay vacuna.
Hace años sus partidarios dijeron de Mariano Moreno que se necesitó tanto mar para apagar tanto fuego, de estos dirán que se necesitó mucho fuego para quemar tanta basura.
¡¡¡Cuidado con las chispas!!! Los daños colaterales son inevitables.

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