mayo 19, 2010

INFLACION, NO ES ECONOMIA, ES POLITICA ESTUPIDOS




Algo no menor que puede ser consecuencia de causas conocidas o herramienta para destruir un orden y construir otro inverso.
En última instancia la causa es única: gastar desordenadamente más de lo que se tiene y se puede recaudar y/o emitir más moneda que bienes se producen para subvencionar demagogias financiando el conocido Pan y Circo.

Se desviven algunos economistas y políticos buscando sus causas, como corregirla y terminarla; otros conviven con ella, la provocan y la usan. Entre estos últimos no puedo despegarme del recuerdo de una lección de la historia, en general no muy conocida, que fue un artículo ya reeditado (1) y no está de más releer.

Nada menos que Alejandro Magno Rey de Macedonia, Hegemon de la Liga de Corinto, Faraón de Egipto, Señor de Babilonia, Luz de los Arios, Rey de Reyes y Señor de las cuatro esquinas del mundo.

Metió por la fuerza a toda la Oikumene (el mundo conocido) en el cajón de su proyecto que cambió el curso de la historia del mundo. Otros sin tantos títulos lo metieron a el en un sarcófago de cristal, dicen unos que fueron algunos de sus generales, dicen otros que alguna mano griega. No faltan quienes le cargan el fardo a los púnicos de Cartago o simplemente a que se le terminó la cuerda, poco importa. Desapareció el autor, el plan estaba en curso y comenzaron las consecuencias.

Hay una rama que me tienta recorrerla, me voy un instante por ella y prometo volver.
El macedonio Ptolomeo, hijo de Lagos, de allí lo de Lágidas de sus sucesores en Egipto; que era su amigo de la infancia, general y sucesor como faraón de Egipto, se apoderó de sus restos para sepultarlos en Alejandría.
Pasó el tiempo, el sarcófago, el Faro y el Palacio Real terminaron en el fondo del mediterráneo, posiblemente los restos del gran Alejandro llevado por el mar o la panza de algún pez volvieron a Grecia.
Quien había salido de ella soñando con llegar al borde del mundo y conocer su otro lado para volver al punto de partida, sólo llegó a la India y terminó nuevamente en Grecia. Fíjese usted las inescrutables vueltas de la vida para desfacer la soberbia voluntad de los hombres.
Ahora si volvamos donde estábamos.
El ejemplo no es excepcional ni único, siglos después lo repetirían los emperadores de Roma necesitando subvencionar los alimentos y financiar guerras o doscientos días de juegos gratuitos en el Coliseo, el Pan y Circo para tranquilizar a los romanos; no teniendo los tesoros que disponía Alejandro dispusieron otro método. Hacer de una moneda dos, con el simple recurso de acuñarla con menor cantidad de oro y plata. Desaparecido el oro como patrón hoy se emite alegremente sin respaldo de nada o con el espaldo de deuda y creditos teóricos, lo cual es infinitamente más grave.

Siendo veteranos sobrevivientes de hiperinflaciones, hoy preocupa a todos en argentina, donde los remedios académicos tienen siempre efectos contrarios. ¿Por qué? porque no es la economía estúpidos, es la política.

El simio bolivariano como el bambi de España que siendo animales como los pingüinos no piensan, resucitaron una vieja solución: que sin duda tendremos en breve en estas tierras. Espías, delación y comisarios políticos. Cárcel para los comerciantes, ya preanunciada por el jefe de gabinete llamando a sus brigadas comunicacionales a la movilización para controlar y denunciar.
Socializar el comercio y las empresas para decirlo de una manera fina y democrática.
Sin comerciantes y empresarios que aumenten los precios desaparece la inflación, luego el abastecimiento y finalmente todos empleados del estado, ¿Quién pagará los impuestos para no desfinanciarlo? Elemental, los ricos de infantería que no pertenecen al gran club y solo para eso les permiten existir.

Un paso hoy, otro mañana y finalmente llega el monstruo con toda naturalidad aclamado por todos.

Repito: no es la economía estúpidos, es la política.
¡Elemental Watson!

Para introducción a la reedición de un artículo se me fue la mano, perdone usted amigo lector, solo quería decir lo que viene a continuación y me salió también lo que ya leyó. Me limito a poner solo el link para que no se asuste viendo tantas letras, a mi me espantan y no leo; dicen que el ahorro es la base de la fortuna y que lo bueno, si breve, dos veces bueno.
(1)
Economía y política en el s.IV a.C.

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