El anarquista Daniel Cohn Bendit, el de mayo del 1968 en la Sorbona, no es santo de mi devoción. Hoy es eurodiputado reciclado de anarquista a verde internacionalista, el elegante recurso de los ácratas para suprimir los gobiernos nacionales o controlarlos desde organismos supranacionales. Solo cambian una bandera roja y negra por otra verde.
Nos siguen separando miles de razones porque partimos de distintos lugares y vamos a distintos destinos. Sabiéndolo y estando seguro de las propias convicciones no hay complejos para invitarlo a la mesa y escucharlo.
Solo las paralelas nunca se encuentran, divergentes y convergentes necesariamente siempre coinciden en un punto antes de seguir su camino.
Por ello no puedo ser tan obcecado de no reconocer cuando se dicen verdades de a puño, aún cuando se silencien otras verdades evidentes.
¿Y si paralelamente con el freno a los especuladores, frenamos la demagogia populista que les sirve paises en bandeja de plata?
Bye Bye Daniel, hasta nunca.
En la guerra y en el amor vale todo, es la razón de este artículo, porque desnuda en forma impecablemente didáctica aquella imagen de las pinzas derecha e izquierda del cangrejo de la Revolución, una prende y la otra tritura, ambas alimentan al mismo cáncer (cangrejo)
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