noviembre 18, 2009

¿...Y SI MATAMOS TODAS LAS ALTERNATIVAS?


Tranquilos es sentido figurado, normalmente me levanto de excelente humor y con el pie derecho, a condición que no me hablen ni me atropellen con preguntas, tengo mis tiempos. Con el pasar de las horas se me comienza a virar el sentimiento, falsas buenas noticias me enloquecen, los desastres me tranquilizan.

Conozco muchas buenas personas que piensan que desnudar las miserias de la oposición y sus referentes es funcional a la tiranía. Siempre lo considere un razonamiento cómodo y muy ligero. Ningún opositor lo es por sus calidades personales e ideas relevantes, su contenido ideológico es gemelo del oficial, solo varía la educación, más o menos ordinarios; todos en mayor o menor medida han sido construidos e instalados por la dictadura, que controla la propia tropa y la supuestamente enemiga. Estrategia de lujo para asegurar el éxito.

Necesitan un enemigo como el oxígeno; si no lo hay lo fabrican a medida, Macri, Carrió, Cobos, Morales, Alfonsin, Binner, Das Neves, Buzzi, Biolcatti, la ex-mesa de enlace, Alderete, De Genaro, Narváez, Solá, UIA, IDEA, Clarín, La Nación.

Los Kirchner sin oposición en tres minutos boquean y mueren de asfixia o se manean con su propia baba venenosa.
Para salir de cada crisis que provocaron, necesitaron poner la cabeza de un malo en la picota, Los militares, el riojano, los liberales populistas, el FMI, el campo, las AFJP, la crisis global capitalista, la izquierda desestabilizadora enfrentada a los sindicalistas democráticos.

Lamentablemente la pregunta del título no parece una opción posible, hay demasiado miedo, hipocresía y poca fe que obliga a inventarse ídolos y buscar salvadores en el chiquero.
Hasta me suena a gratuita agresión a todos, dar por sentado que entre casi cincuenta millones de argentinos no hay suficientes hombres probos y capaces para reemplazar a un puñado de cachafaces.
Eso si, no se pretenda que la gente seria y responsable se meta en el cajón de las manzanas podridas para echar a los gusanos, primero hay que quemar todo lo apestado.
Habrá que asumirlo, en la falta esta el castigo.

El final que ya comenzó, será duro y prolongado más que por la resistencia de los incapaces que gobiernan, por la contumacia de los que se creen salvadores en hacerse a un lado.
La epidemia de suicidios me mantiene la esperanza, quizás nos liberen del trabajo sucio de matarlos eliminándose solos.

Hay que respetar lo tiempos “no por mucho madrugar amanece más temprano” Es muy difícil pero lo que cuesta vale.

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