Es el particular sino de la política argentina, siempre los mismos: arquitectos, constructores y artistas que producen necesariamente idénticos resultados.
Vuelve el Alberto Fernández a quien la prensa semioficial (Nación-Morales Solá, Clarín-Van der Koy) instalan como el perseguido porque le echan a cuatro intrascendentes cachafaces o sospecha pobrecito que le pinchan los teléfonos; vuelve para hacer lo que mejor sabe, embarrar la cancha, un susurro confidencial en cada oído y siendo un perseguido excomulgado, es creíble para los desesperados en creer cualquier cosa. Se llamaron agentes dobles, topos, arrepentidos, siempre con buena cobertura, traidores congénitos es su verdadero nombre.
Vuelve Duhalde, el cabezón capo mafia de la provincia, dedicado también a su exitosa especialidad, tejer redes. No ambiciona peligrosas y efímeras coronas, cuando como gran elector pone y quita emperadores.
Vuelve Carrió más perdida que “chorizo en fuente e’loza” no puede siquiera capitalizar el fracaso del diálogo al que se opuso.
Vuelve Lousteau, el Master Boy de Economía, el que no tiene responsabilidades porque no lo dejaban hacer. Sigue creyendo que lo nombraron para que con sus ilustrados antecedentes académicos resolviese algo y se fue sin darse cuenta que lo echaron solo para ganar unas semanas y seguir entreteniendo al campo con el cuento de un nuevo ministro, que se comieron los agropecuarios de un solo bocado. ¡Que creíble sería si vuelve y le dan vacaciones pagas a Moreno!
Vuelven los radicales a garantizar gobernabilidad como en los tiempos de Perón, Isabelita, Menem y Duhalde y no hacerse cargo de las consecuencias.
Vuelven todos los siervos y mercenarios con nuevos uniformes para seguir haciendo lo único que saben.
Se va Agosto y medio año. Con el mes en nuestro tiempo particular se va el año, de Agosto a Navidad media un suspiro. Y el pescado sin vender comienza a apestar.
Con el tiempo se irán cientos al congelador, empaquetados como críticos o rebeldes; para más tarde volver, porque vienen nuevos problemas que no se pueden resolver; la solución de uno agrava el otro y la paciencia siempre tiene límite, cuando la mansedumbre e indiferencia viran a Santa Ira.
Problemas escribí y hasta me da vergüenza calificar de problema al fútbol, a los mosquitos, a las tarifas; a la leche y a la carne, en el país de las vacas; al pan y la harina en el granero del mundo, pero es lo que nos han dejado los dialoguista, los populares progresistas y demagogos enemigos de la pobreza.
Nada distinto a lo conocido y preanunciado, los pacificadores y tolerantes siempre han sido los responsables de todas las guerras salvajes, por no querer hacerse cargo de un simple tajo.
¿Cobardía, especulación o falta de convicción? Que Dios los juzgue exceden la justicia humana; la más brutal de las penas les queda chica.
1 comentario:
Tiene usted toda la razón pero es un pálido reflejo de lo que viene, anoche lo vi encandilado a Grondona con la propuesta Moncloa de Duhalde, coincidiendo con Rodriguez Saa y Cavallo.
Un verdadero asco, que sigan quieren todos los analistas, para que ellos puedan seguir currando en la televisión o dando conferencias
Publicar un comentario