agosto 28, 2009

AUTOCONVOCADOS


Entre tantas manifestaciones esquizoides a que nos hemos acostumbrado, este rótulo de auto convocados ya no sorprende. Inclusive cuando su uso, forma parte exclusiva del discurso de los llamados dirigentes, representantes ¡Bah! Intermediarios.

La aparición de auto convocados pone en evidencia la desaparición de ellos. Su certificado de defunción, el R.I.P. de la intermediación parásita, que ya no tiene ninguna razón de ser. No sirven ni representan a nadie.

Esquizoide sin duda esta actitud de los muertos que presumen de vivos al tiempo que exhiben su condición de cadáveres.

Como en todo hay una razón. ¡Y que razón! Una razón soberana; ¡Es útil y da rédito! La suprema justificación de todo.

El auto convocado anónimo hace todo lo que yo quisiera, pero no se hacer o no me atrevo.
Pelea y se expone en tanto me revisto de laureles llamando a la conciliación y el diálogo civilizado.
Si los derrotan, se dirá: es natural en todo proceso inorgánico sin una conducción responsable. Si ganan, rápidamente armar un palco para subirnos envueltos en sus banderas y que desde el llano nos vitoreen y aplaudan.

Como en los viejos tiempos Un Triunfo al general vencedor; que desfilen los vencidos y el botín, que no se muestren los muertos, heridos ni lisiados que dejaron todo para ganar la guerra.

El sentido común dice que el que fracasa es destituido, se va o se suicida, según las circunstancias o su concepto de la dignidad.

Pienso que sería prudente intentar ese camino, al menos como suave sanción moral, si se van todos juntos nadie se sentirá aludido, a enemigo que huye puente de plata. Una forma de recuperar la confianza y credibilidad sin las cuales no hay capacidad de convocatoria posible y se agotan las herramientas para enfrentar la agresión.

Se puede fracasar por muchas razones, sin que ello signifique un juicio de valor sobre las condiciones del que pierde, pero el hecho y sus consecuencias están presentes, no se puede presumir que no ocurrió. No supe, no pude o no quise poco importa, pasó.

Si lo destituyen o se suicida no está más; si se va que sea donde no se lo vea ni se lo escuche, no es para quedarse rondando y calentando orejas como hacen algunos. La experiencia del fracaso no sirve, es probadamente negativa.

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