julio 05, 2009

SE ACABÓ LA CRISIS






Esta cargado el ambiente, hagamos una pausa.

Quizás a muchos les resulte excesivamente técnico, pero vale la pena, es bueno saber lo que hay de bueno.

El Audi Q7 V12 TDi es el vehículo más grande y potente del mercado. Un coche bastante exagerado en todos los sentidos, y sobre todo con los tiempos que corren.
El “no va más” que dirían algunos, porque mide algo más de 5 metros y es el único turismo del mercado que monta un propulsor turbodiésel de doce cilindros en V con 500 caballos.
El motor de doce cilindros con casi seis litros de cilindrada es absolutamente brutal. Ofrece un par motor de 1000 Nm, la cifra más alta del mercado si excluimos al Bugatti Veyron que ofrece 1.250 Nm. Pero este último es un deportivo de altísimas prestaciones mientras que el Q7 es un todo camino de grandes dimensiones.
Conducir este Q7 V12 TDi ha sido una experiencia inolvidable. Sobre todo por lo que supone de la combinación entre un vehículo de dimensiones muy grandes con este motor impresionante, lo que permite al Audi Q7 acelerar en los mismos tiempos que un buen deportivo.
Ya me pareció una pasada el motor V8 TDi de Mercedes y el V10 del grupo Volkswagen suponía un nuevo paso adelante. Ahora, con el V12 TDi, nuevamente me he quedado sorprendido con el rendimiento que proporciona.
Les decía que acelera como si se tratara de un deportivo, parando el cronómetro en los 5,5 segundos para hacer el 0 a 100. Esa experiencia, la de acelerar desde parado hasta alcanzar los 100 km/h la he realizado en varias ocasiones y es algo difícil de explicar.
Este Q7 V12 cuesta 147.000 euros y lógicamente no habrá ni un solo cliente que lo saque fuera del asfalto. Más que nada porque al precio, una cuestión importante, hay que sumar sus neumáticos que permiten, como mucho, hacer una muy buena pista y poco más. Y además, no hay rueda de repuesto sino un kit antipinchazos y cuando se circula fuera del asfalto hay muchas más posibilidades de romper una rueda.
En carretera lo que uno tiene es una sensación absoluta de control. El sistema de tracción, en condiciones normales transmite más potencia al tren trasero (60-40) y eso hace que la conducción sea mucho más agradable. Además, llevando el motor que tiene no hay nada en la carretera que nos pueda poner en aprietos a la hora de hacer cualquier maniobra, un adelantamiento o algo parecido.
El neumático de perfil bajo le proporciona una mayor precisión en las trazadas y la suspensión neumática se encarga de reducir la distancia al suelo en función de la velocidad y evitar los balanceos de carrocería. La sensación que se tiene a su volante es que va pegado al suelo y que no se mueve para nada, ni siquiera en las curvas más cerradas.
Eso sí, por sus dimensiones brutales, 5,06 de longitud y dos metros de ancho, pero sobre todo casi 2.700 kilos de peso en vacío, no es un vehículo que se mueva muy a gusto por carreteras de montaña muy viradas. Y no es por su mecánica, porque el motor le proporciona una alegría increíble, sino por la física y sus dimensiones.
En cuanto a sus frenos, son muy eficaces. Los discos ventilados habituales en un coche de gama alta dejan su lugar a unos cerámicos ventilados mucho más eficientes. Proporcionan una mayor capacidad de frenada, pero sobre todo lo que ofrecen es un mayor aguante al sobreesfuerzo. No he llegado a hacerlo en nuestra prueba, pero me imagino tratar de bajar un puerto de montaña rápido e ir frenando en las curvas cuando se hace necesario. Con unos discos normales, a la cuarta curva ya estaríamos sin frenos. No son infalibles, pero aguantan bastante más.
Lo que menos me ha gustado del Q7 V12 TDi es el cambio de marchas. Es el Tiptronic de siempre, con seis marchas, pero conviene no olvidar que se trata de un cambio que se desarrolló en 1989. El DSG es mucho más eficiente y rápido. Sin embargo, esa cifra de 1.000 Nm de par motor que ofrece el impresionante motor V12 no los puede aguantar cualquier cambio de marchas y de ahí que se haya instalado un Tiptronic.
El Audi Q7 V12 TDi es una auténtica pasada de coche, con un equipamiento muy completo, una calidad de terminación magnífica y, sobre todo, el motor diesel más potente jamás instalado en un turismo. Por el contrario, es un coche exagerado en todos los sentidos, con un consumo medio homologado de 11,3 litros y unas emisiones de 298 gr/km. Y otro dato importante, su precio, de 147.000 euros.
Sin duda este Q7 V12 TDi ha sido desarrollado por la marca dentro de la habitual confrontación entre los tres fabricantes alemanes, Audi, Mercedes y BMW para que la de los cuatro aros se sitúe por delante dentro de su particular guerra por la tecnología.
Por ello, diría que es un producto de marketing, pero con el que da gusto sentarse por un día y sentir cómo un todo camino de grandes dimensiones puede acelerar igual que un buen deportivo. La sensación cuando se acelera a fondo es única e indescriptible.
Usted dirá a que se dedica este tipo que escribe todos los días sobre política y prueba autos que por aquí no existen. Pues me dedico en mis ratos de ocio a leer todo lo que me llama la atención o dejar volar la imaginación propia, a veces metiéndome en piel ajena; en este caso en la de Carlos Cancela de El Confidencial, verdadero autor del texto, no cuesta nada y es una experiencia que vale la pena.
Finalmente convengamos que diseñar y fabricar estos autos todo terreno para circular en autopistas es un clarísimo signo que la crisis es solo un gran cuento del tío, para justificar que los delirantes sigan inflando burbujas.
–Si estos alemanes fabrican todo terreno para autopista, pues yo fabricare motos que vuelan- dijo Mr. Honda y así comienza el nuevo circo. Atrás vendrá Scania con sus camiones super sport y otros delirios. No se apure a comprarlo, ya vendrán los nuevos gigantes de BM, y Mecha Benz.
Acépteme que es mejor verlos, conocerlos y manejarlos en sueños; que tenerlos, pagar seguros, patente, impuestos, combustibles y no poder usar todas sus prestaciones a pleno.
Para no dejarlo con las ganas le presento dos dinosaurios tardíos, casi todos ya se han extinguido.

Ver el Bugatti

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡Gracias por la pausa, genial!!!