julio 30, 2009

El argumento inmoral, nosotros rompemos y todos pagan





No se puede desfinanciar al estado. No se puede alterar el equilibrio fiscal. En esto radica exclusivamente el motivo del diálogo, ofrecerles un huesito a cambio del lomo y el cuadril.

Lo promociona la dictadura porque ve peligrar su permanencia que es sinónimo de impunidad

Lo promocionan sirvientes y mercenarios que ven peligrar los contratos que les garantizan una vida fácil con una feta de poder.

Lo garantiza la oposición que se cuida de decirlo, pero trabaja desesperadamente contra reloj para encontrar la forma de disfrazar el OK que unánimemente van a dar.

Porque si se cae la tiranía caen también ellos, en esto radica la misteriosa e incomprensible, para muchos, colaboración de unos y otros. Son beneficiarios del sistema al instalarse como los opositores y poder recoger algunas migajas del suelo o si por un casual llegasen al gobierno no sabrían como manejarse sin recursos extraordinarios producto de confiscaciones y en una semana se estrellan.

Equilibrio no es mantener ingresos, es lo que dice la palabra latina en nuestro rico castellano, igual peso en los platillos de la balanza de ingresos y gastos.

Si los ingresos extraordinarios, por no decir expoliación o saqueo disminuyen, pues a cerrar las canillas y bajar los gastos.

Esto lo sabemos todos, cultos y analfabetos es elemental economía doméstica.

Presumen los dirigentes que nos toman por idiotas, que no nos damos cuenta y siguen impasibles con su guión representando la tragedia.
No se pueden bajar los gastos porque es necesaria la obra pública para dar trabajo y para asistir a los pobres con planes y subsidios.

El razonamiento parece correcto pero parte de un error

sofisma.
(Del lat. sophisma, y este del gr. σόφισμα).
1. m. Razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso.

No es función del estado dar trabajo, este se genera por la actividad de los particulares libres de las trabas del estado, Si hay muchos pobres que deben ser asistido el remedio es dejar de fabricarlos y no impedir que progresen manteniéndolos en esa condición con limosnas, como se ha hecho hasta ahora.

El que rompe paga dice una noción elemental de justicia y los que permitieron que rompiera son cómplices y deben pagar también, si se niegan, pues confiscar sus bienes y a la cárcel con trabajos forzados hasta que salden la deuda.

Primero volver al imperio de la justicia, después pensar en arreglos. En política, el orden los factores si altera el producto.
Suponer que alguien tenga cojones para ponerle el cascabel al gato o tomar al toro por las astas son ilusiones de idiota.

Así que allá vamos confiando únicamente en la Providencia. Si caen tantos aviones, muere tanta gente por balas perdidas o en accidentes; no es ilusorio pensar que muchos con nombre y apellido y no inocentes anónimos, estén en breve en el día y a la hora precisa en el lugar adecuado.
A todos los imprescindibles se los comieron los gusanos; no se paró el tiempo y el mundo sigue rodando. Dicen que en este siglo XXI los humanos somos mejores y mucho más civilizados, a darles las gracias a los gusanos que se comieron a tantos irremplazables salvadores que providencialmente un día, a la hora precisa y por su libre decisión, estuvieron en el lugar adecuado.

Recordemos a Julio César en el senado, a Pompeyo desembarcando confiado en las playas desiertas de Alejandría, a Napoleón en Waterloo, a Hitler en la cancillería esperando ejércitos fantasmas y a tantos más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy Muy bueno ¡¡¡Buenísimo!!!

lo felicito por decir lo que todos pensamos

Beatriz Z.