Ayer fue 25 de Mayo, el día no fue titulo ni nota de primera plana de ningún medio gráfico ni digital.
Las autoridades de uno y otro color lo bastardearon como se ha hecho habitual; en síntesis, la celebración se refugió en las casas, allí dónde nace, vive, ríe y sufre la Patria.
El Circo de los modernos gladiadores del fútbol o el tenis, la gripe porcina, las estatizaciones, los atropellos de un juez electoral o las declaraciones de un ministro perverso moral, fueron el desvelo de periodistas y la “prensa libre” que cada día da un nuevo paso hacia su suicidio.
Es una muy buena señal. En lo personal me confirma una imagen cientos de veces repetida: Atila, el azote de Dios. No se encuentra solución porque no ha terminado su trabajo de demoler todo lo que está pervertido y no teníamos conciencia de cuanto era, a fuerza de convivir con ello.
Para hacer el trabajo sucio de limpiar la tierra fueron creados los carroñeros y gusanos; agradezcamos que no tengamos que hacerlo, simplemente démosle tiempo. Hace milenios lo escribió Plutarco y sigue siendo cierto:
“No cabe duda, en efecto, que la Divinidad utiliza ciertos hombres con el fin de castigar la maldad de otros y hace de ellos en cierto modo unos carniceros, antes de aniquilarlos”.
Se que me cuesta y nos cuesta aceptar que solo somos herramienta y no los artistas. Entiendo que allí está el secreto de nuestra vapuleada idea de libertad. Estar afilados y listos en cada momento y lugar para que el supremo artista realice la obra.
Las únicas construcciones humanas que superaron un milenio fueron mausoleos, o recintos de dioses. Los hombres seguimos tan desnudos, indefensos y primitivos como desde siempre; después de haber agotado nuestro primitivo ingenio en diseñar y construir sociedades y modelos perfectos, al punto que periódicamente los repetimos. Siempre con la soberbia pretension de "para siempre"
Los bárbaros nuevamente se han asentado en la casa, unos exhibiendo la tiara y otros aspirando a reemplazarlos. los que les abrieron las puertas, hoy se rasjan vestiduras cual si fueran las únicas víctimas.
¿Hace falta más? Está claramente a la vista. Invocando la "libertad de prensa" la sagrada libertad del mercado o la propiedad privada que atropellaron cuantas veces pudieron de la mano de otros césares, con leyes y decretos en la mano, todo legal.
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