No vote al menos malo ni al peor, vote únicamente al que su entender y mirando a los ojos a sus hijos, cumple sus sueños y aspiraciones y su pasado le ofrecen garantías; No caiga por favor en la trampa del miedo ni del voto inteligente.
La opción es doble, el gobierno o la oposición y cual de estos. Quienes llegan a esta página tienen la primer opción resuelta, queda la otra, la difícil, la que hará brotarse a muchas conciencias cuando se vean los pingos en la cancha. Mi opinión no ha variado y es cada vez más firme; ni al menos malo ni al peor aunque estadísticas, analistas y el boca a boca difunda que es el único capaz de ganarles.
Mis razones sobre la mesa: Es una elección muy particular quizás como nunca la hubo, no esta en juego nada importante y todos tenemos la sospecha que se juega todo.
En el peor o mejor de los casos, según quien lo mire, el gobierno puede perder las mayorías; lo que no habilita a pensar que los opositores podrán legislar, solo varía que el gobierno no podrá imponer su capricho, disfrazado de voluntad popular.
Será un parlamento de minorías, jugando al “toma y daca”; tu voto por esta obra o esta partida presupuestaria; retiran ese proyecto que desfinancia el estado o les incendio la ciudad o la provincia con huelgas, piquetes etc.
Si precisan una ley están los decretos de necesidad y urgencia; cuando las consecuencia de la destrucción del aparato productivo golpeen, los opositores tendrán que votarles todos los desesperados intentos por poner parches y asociarse al caos o negarse y cargar con el muerto.
Podrá parecer diabólico el pronóstico, pero ¿Acaso alguien después de seis años, cree que tienen límites o son Carmelitas descalzas? ¿De qué cree que se ríen?
En síntesis no existe la menor posibilidad de ganar nada y si de perderlo todo. Instalando ante la opinión y el mundillo político al peor como representante de la oposición y alternativa obligada en el 2011, para los que viven de ilusiones.
No conozco ningún empresario exitoso que pague fortunas por lo que no vale ni da rédito.
Tampoco conozco gerentes que se van en anuncios, sin saber como y con que van a ejecutar. Muchísimo menos a fracasados crónicos o mitómanos diseñando estrategias salvadoras. ¿Agradecidos y patriotas a mí?
Conocí muchos y llevo con honor la sangre de algunos, pero no son de esta raza. Eran hombres que el servicio era una obligación moral, un honor, una necesidad de su propia “dignitas” y no un negocio o inversión personal de su ego o su bolsillo.
¿Alguien cree que una banca en el Congreso justifica tanto esfuerzo y millones en campaña?
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