Brigadier don Cornelio de Saavedra, Presidente de la Primera Junta
Don Martín de Alzaga y Olavaria
Don Santiago de Liniers
Tres héroes de la Resistencia y Reconquista de Bs.As.
El servicio los unió la vida los separó.
Uno encabezó la Primera Junta de Gobierno, los otros fueron los primeros mártires de ella.
No invadieron ni traicionaron, no quisieron cambiarnos el país; simplemente se opusieron con toda su energía a los que pretendían cambiar lo defectuoso por lo peor.
Hoy serían proscriptos y muertos civiles, sus nombres malas palabras y su memoria borrada de la historia.
No olvidemos argentinos la primer sangre derramada entre hermanos.
Hoy quiero recordar algo más que una fecha, aquellos jóvenes años de la patria, que ya había tenido su bautismo de fuego. Época de grandes hombres sin complejos.
Su graciosa Majestad, el Enano Corso o los payasos Borbones de España eran lo que eran: tiranos e invasores, se los resistía y expulsaba con lo que se tuviera a mano, aceite hirviendo, piedras, tacuaras o facones, sobre todo con un par de bolas bastaba. Nos viene de lejos estar contra todos.
No necesitábamos un nuevo país ni otro modelo, teníamos uno, ajado, defectuoso y mal parido por el veneno de esos mismos que se proclamaban legítimos reyes o libertadores.
Tenían claro aquellos hombres que si no nos gustaba, a nosotros correspondía cambiarlo, ya éramos mayores para necesitar asesores, consejeros y guías políticos. Si nos equivocábamos, como siempre desde que el mundo es mundo a palos se hacen los hombres. Así pasó y acá estamos dándonos garrotazos pero esta vez es malo muy malo, nos hemos anestesiado de tanto golpearnos que ya no creemos ni en nuestra propia sombra, unos por malos y otros por pésimos; pero necesitando creer en algo, inventamos ídolos intocables con pies de barro: el estado de derecho, la democracia y una república que nadie sabe cual es el modelo, si alguna vez existió o es una pura creación teórica.
Así es como salimos de la cruel y simple realidad para internarnos en el desconocido mundo de la fantasía, nuestro delirante Jardín de la Hespérides, los Campos Elyseos, el Olimpo o el Wallala, uno para cada gusto. Allí no es posible acertar con hacer lo debido, lo natural y lógico. Son territorios de los dioses que saben todo y de los muertos que se les terminó el tiempo.
“Debatimos” o “consensuamos” con el que habla otro idioma, para que puedan vivir los lenguaraces profesionales del mercadeo político, que hoy nos venden plata del Perú y mañana carpinchos de Corrientes o cubitos de hielo de la Patagonia.
Que este nuevo 25 de Mayo nos despierte y volvamos al mundo real; no sirven los que están ni los procedimientos para cambiarlos.¡ A enterrar todos los muertos que apestan!
Solo aspiro a que si la necesidad tiene cara de hereje, encontremos la manera de resolverlo, no importa sí con cara de ángel o de hereje.
¡¡¡Que viva la patria, carajo!!!
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