Quien no sabe lo que dice, no acierta con lo que hace.
La imagen publicitaria de la “ex vicejefe de gobierno de la Ciudad Autónoma” -hasta el castellano se robaron- es por demás ilustrativa, parece condenada a pagar el precio que le imponen su jefe y sus asesores.
Un puerto fue, es y será una puerta, este en la costa o en la montaña, pero han vuelto trovadores y juglares; así estamos y así pretendemos entendernos. Retro progresismo puro.
Es una cuestión menor, para salir del pantano, terminar la semana y afilar los colmillos; casi buscar el pelo en el huevo, pero importa. ¿Quien erra en lo fácil y lo pequeño que monumento podrá hacer?
Desde el día que se fundó la ciudad de Gabriela-Macri-PRO, la ciudad en que nací; se llama al margen de los mamarrachos de nomenclatura a los que somos tan afectos: Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires.
No es una cosa y otra cosa, son dos que hacen una.
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