Ante todo discúlpenme la grosera licencia literaria. No es a hombres que me refiero sino a bandidos y delincuentes.
El signo es premonitorio del colapso final. No hay candidatos ni reemplazantes, se reciclan figuras quemadas se recurre a los aliados y clientes o se los arrea desde los tablados y los juegos. Allá vienen marchando, presuntos cómicos, artistas, tenistas, y orilleras; no es para extrañarse si ya hay funcionarios en organismos oficiales, en la justicia y el congreso invertidos, terroristas asesinos condenados, neodeportistas (los de mens podrida y corpore roto).
Todos a la caza del que queda libre, no interesa pelo ni marca. La cuestión es exhibir un trofeo y ponerlo en las listas vitrinas para seducir a la gilada.
Despedir un funcionario desencadena una interminable cadena de enroques para tapar agujeros; la consecuencia en lugar de un funcionario que no se humilla o una rata que escapa del barco que naufraga; docenas de improvisados en funciones que desconocen.
Un paracaidista puede ir de la dirección de la Seguridad Social a una intendencia de pueblo suburbano y de allí sin haber tocado un papel a la Jefatura de Gabinete y sin haber renunciado a nada se prueba el traje de diputado que no piensa usar, no quiere creer que lo vayan a eyecular del ejecutivo, hay muchos chacales ansiando el cargo.
En estas épocas la promoción no es un premio, suele ser la elegante manera de sacarse un plomo de encima y tenerlo contento en reserva.
Si entre ellos se serruchan el piso y las piernas ¿Que seguridad les reclamamos los de infantería?
Aquel increíble imperio Romano del que solo se conoce el mito y la leyenda Hollywoodense, por lo que acaba siendo referencia obligada de todos, republicanos, cesaristas, socialistas etc. Comenzó incorporando mercenarios, esclavos y gladiadores a sus orgullosas legiones; generales, gobernadores, senadores, funcionarios imperiales, provinciales y municipales y sus filas se poblaron de bárbaros aliados, degenerados morales y el inmundo sedimento de la Cloaca Máxima. De allí un solo paso a que se proclamaran Emperadores y dirigieran todos los resortes del Imperio; el colapso final estaba a la vista y llegó.
Hoy el signo letal afecta tanto al gobierno como a la pretendida alternativa salvadora. Un Tiberio para rescatarnos de la prepotencia del Augusto, un Nerón para reemplazar al perverso Calígula. No hay nada nuevo bajo el sol.
Las especies se extinguen porque degeneran y pierden su capacidad de adaptación, las nuevas generaciones intoxicadas por mentiras no superan a las que desaparecen sin haber podido o sabido limpiar la propia casa. De nada sirve una cueva escondida tras el mágico “Sésamo ábrete y sésamo ciérrate” sin nuevos bandidos hasta los 40 ladrones desaparecen; en tanto no se encuentre el elixir de la juventud eterna seguirá ocurriendo. Cuando ocurra, se poblará de jóvenes que no podrán llegar a la sabiduría y equilibrio que dan los años.
Así esta hecho el mundo y así se va a terminar, no esta entre nuestras tareas u obligaciones recrearlo. Solo apechugar con lo que hay, sin sumarse a la manada ni dejarse contaminar, una tarea para la que no suelen alcanzar las veinticuatro horas de cada día. Por eso a la gente normal no le queda tiempo para diseñar sociedades perfectas, es tarea de inútiles desocupados excluidos por la naturaleza.
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