abril 07, 2009

ENCUESTAS, UNA EXPERIENCIA PERSONAL


En una de estas tardes de calor aplastante pensaba que había llegado el tiempo en que nos bombardean con encuestas para enseñarnos que es correcto pensar y opinar.

Era esa hora en que baja el sol, se alargan las sombras y enloquecen las chicharras, golpean la puerta; pregunto ¿quien es? y ante la respuesta -Es una encuesta señor. Me brincó el corazón, un sueño realizado, una frustración superada. ¡Me iban hacer una encuesta! comenzaría a existir como parte de la famosa opinión pública.

La encuestadora venía extenuada, caminaba desde mediodía por las impías calles de Posadas con 40º C, a la sombra, tereré mediante (mate helado) la cuestión se hizo más relajada, era su último candidato del día. Pasó con esa seguridad y soltura que solo da saber que se tiene un lomo que se devora con los ojos.

Se trata de una encuesta para averiguar la posición política, disparó de entrada reculando de inmediato al ver mi reacción, no interesan los partidos, suavizó, es solo para relacionar su posición en determinadas cuestiones, con su nivel social y de instrucción, quédese tranquilo es anónima fue el último caramelo.

-Comprendo señorita; el que responde es solo el anónimo señor que vive en calle NN Nº xx, al que un desconocido le garantiza la impunidad de quedar protegido; que es médico, mecánico o tratante de blancas. Por mi tranquilidad no se preocupe, si no la tuviera no estaría ahí sentada. Nada más verle la cara me dije: empezamos mal, no hay que intimidarla más de lo necesario para ubicarla en su lugar. ¡Faltaba más! Viene a mi casa a interrogarme sin ser nadie, comienza perdonándome la vida y haciéndome concesiones: no se asuste esto es anónimo.

Llenó con cruces tres hojas de cuadraditos, sobre estudios, escuelas, padres, hermanos, estado civil, hijos, quienes viven en casa, si es mía o alquilada y otros datos que ni la AFIP (dirección impositiva) conoce; al llegar las últimas ya no me pude refrenar, le había dado la mano y se agarró el brazo. ¿Que auto tengo y donde fui a veranear?

-¿Hay que tener auto e ir a veranear? Pregunte esforzándome por parecer simpático. Relojeando su planilla, suponía acertadamente que comenzaba la parte sustanciosa, era prudente una estocada a fondo para que no creyese que con sonrisas y sabiendo que la miraba más de la cuenta, había domado a la bestia.

Relato solo algunas preguntas que representan la línea de la encuesta. ¿Se considera de derecha, centro o izquierda? ¿Está de acuerdo con imponer la pena de muerte? ¿Esta de acuerdo con las retenciones al campo, hay que detener a los menores delincuentes? Etc.
Ninguna pregunta que seriamente pueda ser contestada con un si o un no. Ni hablar de meterla en un cuadradito. El juicio final queda condicionado a la subjetividad del intérprete de acuerdo a quien haya pagado la encuesta, para que esta diga blanco o colorado.

Estaba a punto de desilusionarme con la experiencia y el tiempo perdido, que en nada cambiaba lo que suponía, cuando con cara de desconcierto me dice – Perdone señor, pero usted ¿Que es? me cuesta ubicarlo. Me tomé unos segundos para disfrutar de la certeza que le había dejado clavada la flecha envenenada con la duda en la seriedad de lo que hacía.

-¿Yo? Pues yo soy yo o es que hay que ser otra cosa. Bajó la vista y comenzó a juntar sus papeles. Urgentemente necesitaba parecer humano, por lo que le dije: discúlpame, creo que te rompí el esquema, pero te conteste todo sinceramente, sos una chica inteligente, si pasas otro día por acá, ven y charlamos sin preguntas fabricadas y casilleros para hacer cruces, verás que nos entendemos, de paso me cuentas tus experiencias con otros entrevistados, me interesa mucho tu trabajo.

Muchas gracias, se lo prometo, fue la respuesta distendida y con los ojos iluminados por el desafío intelectual, a mi me brillaban por otra cosa, tenía que recobrar el tiempo perdido. La maldita cabra siempre al monte tira.

Por suerte tengo un ángel que a veces se duerme, pero en general se encarga que el diablo se pierda por el camino o me hace decir esa palabra que le embarra la cancha. En este caso afortunadamente se perdió. A ésas alturas mi cabeza era un escándalo de luces rojas, alarmas y sirenas. No en vano las elijen tiernitas, lindas y seductoras. A esta altura de la vida no es prolijo meterse en tiroteos.

Una sugerencia si le toca no atienda la puerta, solo será un no sabe, no contesta. Una posibilidad mucho más digna que lo tomen por el hígado de un buey para que un pontífice bien pagado, augure lo que va a ocurrir.

Los que encargan encuestas es porque viven en una burbuja y no saben tomarle el pulso a la realidad, nada de lo que pueda contestar va a cambiar el resultado que se publique.

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