Así rezaba una inscripción bien visible en las puertas de ambos lados de los Remisses de Sevilla y Madrid hace unos años. Me quedó grabada por que viendo cientos de autos por día con el mensaje, resulta uno de los más efectivos y prácticos que he visto.
Todo el mundo tiene un teléfono celular y en todas partes a cualquier hora hay cientos de chóferes esperando un viaje. Si vale para el hombre común con mayor razón vale para el funcionario u hombre público, que debe ser y parecer, como la mujer del César.
Los casos se repiten con mayor frecuencia que lo establecido por la ley de probabilidades.
Si va de joda, es para pasarla bien, que mayor tranquilidad que comerse y tomarse todo lo que le pide el garguero sin pensar que tiene que conducir y volver a su casa, los del palo no la van criticar por los excesos que ellos mismos cometen.
Sumar cansancio, comida y bebida es letal para el más prudente y medido, reflejos y velocidad de reacción se duermen, si se empastilla para despertarse será peor, lo sabe cualquier idiota, aunque precisamente por serlo haga lo contrario.
Todos hemos sido en alguna época gatos de la noche, es bueno hablar de lo que se conoce.
No me puedo escandalizar al lado de lo que ocurre todos los días, pero si exigirle a quienes pretenden reemplazar este desmadre un Muy Bien 10 felicitado, todos los días.
Ir invitada a una reunión política y contarle al periodista que el vino era muy malo para justificar que no tomó, es de ordinaria chusma de feria señora diputada. ¡Cuánto roce le falta de tanto juntarse con peronchos!
¿Ignorancia, imprudencia? Sería infantil pensarlo, esto es la oculta soberbia de creerse impune por ser fulano de tal, Brrrrrm de la Nación como decía hace años en la revista Rico Tipo, el “gordo Villanueva” revoleando una “medalla de oro” con el escudo nacional bien visible a modo de credencial. La perfecta caricatura de un personaje muy porteño de la primera mitad del siglo pasado; lo creía extinguido, pero le han brotado crías.
Ir invitada a una reunión política y contarle al periodista que el vino era muy malo para justificar que no tomó, es de ordinaria chusma de feria señora diputada. ¡Cuánto roce le falta de tanto juntarse con peronchos!
¿Ignorancia, imprudencia? Sería infantil pensarlo, esto es la oculta soberbia de creerse impune por ser fulano de tal, Brrrrrm de la Nación como decía hace años en la revista Rico Tipo, el “gordo Villanueva” revoleando una “medalla de oro” con el escudo nacional bien visible a modo de credencial. La perfecta caricatura de un personaje muy porteño de la primera mitad del siglo pasado; lo creía extinguido, pero le han brotado crías.
Que una diputada de la nación ponga sin pruebas en entredicho los controles de alcoholemia, es de una irresponsabilidad difícil de calificar. El procedimiento correcto si tenía dudas o la sospecha que era una operación política en su contra; era ir de inmediato a un hospital y pedir que se le realizasen un dosaje de alcohol en sangre ante escribano público. Pero hay que estar lúcido para eso. ¿No le alcanza la dieta que cobra o esta tan escasa de relaciones?
Pensar que se creen los representantes de la “nueva política” Brrrrm de la Nación.
Dra. Carrió sabemos que su presupuesto es anémico y usted es de las que suman sin mirar que; por favor distraiga unas monedas y contrate una reconocida consultora en selección de personal, basta de criar y desparramar setas venenosas a diestra y siniestra. Los argentinos pagamos sus improvisaciones y amores de verano.
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