marzo 31, 2009

EL FRAUDE NO TIENE NOMBRE NI COLOR



Un artículo de Política con mayúsculas, posiblemente muy poco correcto.

Hago fraude, haces fraude, hace fraude, hacemos fraude hacéis fraude, hacen fraude. Hice fraude....Haré fraude...Estamos haciendo fraude...in fine.

Cuando se habla de fraude hay que conjugar el verbo hacer en todos sus tiempos y personas.
Lo hicieron griegos, romanos y cartagineses a lo largo de toda su historia y estaba bien visto; manipular asambleas, tener clientes o pagar los votos. Nada mejor ni peor que lo de ahora, solo cambian las motivaciones.

Lo hace todos los días el Instituto de estadísticas (INDEC), el Banco Central, el ministerio de Economía y todo el gobierno. Los balances de empresas, y miles de declaraciones juradas privadas. Está en todas las conversaciones.

La vieja historia de mentir u ocultar para no dar la cara. Adán y Caín fueron los iniciadores. Desde entonces hasta ahora nadie esta libre de pecado.

Sin duda el problema no es que lo haga fulano o mengano. No se lo puede eliminar con técnicas electrónicas, boletas únicas o inspectores de la UN o la OEA porque es intrínseco a la naturaleza humana y contamina todos los sistemas que crea para gobernarse, comerciar, trabajar, recaudar etc. Hasta las monarquías y Señoríos hereditarios, dónde no había elecciones recurrieron a el; fraude fue la ley sálica (*) y lo fueron el puñal el veneno o el adulterio, que le hicieron fraude a los designios de la naturaleza.

El ingenio y la ambición de los humanos siempre estarán un paso adelante.

En lo formalmente político electoral a mí entender fue como todo, una magistral creación de los griegos para neutralizar los nefastos efectos de la democracia que habían inventado.

Pretender una sacrosanta e intocable legitimidad basada en elecciones es una fantasía, cuando el acto original es manifiestamente falso o al menos sospechoso. Sólo la legitimidad de ejercicio, que se revalida cada día, es cierta. Una idea tóxica para los utópicos idealistas de Francia y sus discípulos que inspiraron nuestras constituciones y la moderna democracia, basadas en la inocencia del hombre bueno y la trinidad funesta: la Libertad es un derecho intrínseco del ser humano, la Fraternidad es un sentimiento, y la Igualdad un despropósito contra natura, ninguna de las tres se puede, conceder por decreto.

Si se crean barreras legales para defender el sistema, penando la rebelión y el golpe de estado, debieran crearse otras barreras para impedir la perpetuación del sistema o la eternización de una dictadura democrática con maquillaje legal.

Un rápido repaso de nuestra historia demuestra que en casi todas las elecciones hubo fraude, y cuando no lo hubo produjo catastróficos resultados. Es para pensarlo.

Fraude es proscribir un candidato sin importar que se llame Alvear o Perón; es estirar las circunscripciones para mezclar aquellas donde se pierde con las que se gana, al uso peronista; fabricar provincias para sumar dos senadores más o modificar la constitución para que haya un tercero por la minoría y el poder de turno divida su lista para tener las dos primeras minorías y los tres senadores; es comprimir el tiempo para acomodarlas al mejor momento, al estilo de Alfonsín, Macri y Kirchner; estirarlas en el tiempo buscando el efecto catarata que un resultado condicione al siguiente; es el clientelismo extorsivo de la Fundación de Evita, reeditado por los últimos gobiernos; fue la policía brava, punteros y taitas que con la simplicidad y eficiencia de los conservadores cambiaban o quemaban urnas. Nada de complicadas y costosas franelas, directamente a los bifes.

Antes al menos se lo justificada con el argumento del fraude patriótico para que gobierne la gente seria, hoy desvergonzadamente se lo niega.

Solo dos elecciones fueron incuestionablemente limpias, exclusivamente porque el poder de turno se caía a pedazos y quería irse, no había razón para hacer fraude, paradójicamente produjeron resultados demoledores que aún seguimos pagando.
La de 1946 trajo a Perón y la de 1983 a Alfonsín que recicló al terrorismo subversivo y abrió el periodo de odio, venganza y mentira más siniestro de nuestra historia. Si como “aluvión zoológico” inocentemente definió un diputado radical en el parlamento la llegada del peronismo, porque excedía toda imaginación lo que iba a venir, faltan palabras para definir lo que trajo Alfonsín.

Como decía, la tara no es argentina, Zapatero llegó montado en el error histórico de Aznar, 48 hs. después que España fuese paralizada por el atentado de Atocha.

Nadie se anda con chiquitas, guerras, atentados o crisis condicionan resultados. Las elecciones se deciden en casa o las amañan los de afuera. (Aplicación política de los reflejos condicionados de Pavlov)

El sayo les cae a todos, americanos, ingleses, franceses, alemanes, venezolanos, afganos, persas o iraquíes. Solo los diferencia que unos son más sutiles que otros.

No se me diga que es fácil criticar y se me pida una solución si en milenios el mundo no la pudo encontrar. Cuando cuesta encontrar la solución, comienzo a preguntarme si realmente existe un problema o estamos buscando Eldorado. No pretendo tenerla, solo puedo poner los puntos sobre las ies y recordar hechos; que fácil o arteramente se olvidan para seguir cometiendo los mismos errores o engañándonos con las mismas fantasías.

Comienzo a tener la certeza que “el problema, que en rigor es causa” es parte indivisible de nuestra naturaleza (mentir) y las consecuencias (trampa) no se solucionan, se asumen o se las evita suprimiendo las causas. Si es así, el verdadero problema es que hemos adoptado un sistema falso de pies a cabeza y pretendemos llevarlo adelante con las más puritanas e hipócritas mentiras.

Después de escuchar las sesiones de diputados y senadores o a los dirigentes políticos, creo que es mayor la mala leche que la ignorancia. Todos tienen memoria para reducir al silencio o criticar al contrario, y se les borra a la hora de fundamentar su posición y mostrarse como demócratas virginales.

(*) Leyes Sálicas. Código legal que regulaba desde el derecho penal al sucesorio, promulgadas por Clodoveo I rey de los francos de la tribu de los salios a principios del s.VI; se extinguieron junto con la dinastía merovingia, nunca fueron reconocidas por los francos occidentales de la tribu de los senones y los sucesores de Hugo Capeto, hasta que Felipe de Poitiers, regente a la muerte de su hermano Luis X en el s.XII desempolvó y acomodó a su conveniencia una ley sucesoria ajena y le dio vigencia. Casualmente a la misteriosa muerte de su sobrino recién nacido poco después, pudo coronarse como Felipe V. Los Borbones de España, reprodujeron la trampa de invocar una ley germana, que siempre estableció algo muy distinto de lo que se aplicó.

Para dar mayor claridad a esta confusión, recuérdese que la tribu de los francos salios fueron definidamente un pueblo germano; los francos senones, sus primos hermanos, si bien germanos de origen tenían siglos de convivencia y cruzamiento con los galos en el Sena y el Loire, el corazón de Galia, tierra ancestral de los Carnutos donde están enclavados los bosques sagrados de los Druidas. Hoy el territorio de los galos celtas es la Francia de los Francos germanos. Una ensalada europea que explica porque se siguen teniendo tanta pica. Una simple y antigua cuestión de supremacía: Nosotros somos Europa, sucesores del imperio Romano y la cultura occidental. El problema es saber quienes son nosotros y donde comienza y termina Europa con gentes tan inquietas y movedizas.

Llegan a legitimar el ingreso y darle un voto en su Comunidad a Turquía y excluye como bastardos a los que por milenios tuvieron historias comunes y la alimentaron, proveyeron de oro, maderas nobles, aceite, todos los lujos y productos del extremo oriente.

El Líbano, Palestina, Egipto, Libia, Numidia y Mauritania, tierras donde se asentaron de muy antiguo Griegos, Visigodos, Alanos y Vándalos hoy todos comunitarios por propio derecho. Allí siguen naciendo en los montes Atlas y Mauritania, Bereberes más rubios y de ojos celestes que en París. No es políticamente correcto hacerlo o decirlo. Pero...
La verdad siempre vuelve, el fraude y la mentira tienen las patas cortas, no pueden pararla.

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