Si los argumentos de nuestros descerebrados funcionarios: presidente, ministros de la Corte Suprema y de Seguridad y Justicia fuesen correctos, los herederos de Al Capone o la Familia Genovese, seguirían imponiendo su orden en el país del norte. Quizás hasta nos hubiésemos ahorrado esta crisis, producto de irresponsables e improvisados. Nada mejor que profesionales para manejar los negocios.
La ministra de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay ratificó hoy la necesidad de resolver la crisis social para solucionar la situación de inseguridad, lo que definió como "poner el caballo adelante del carro". "Primero tenemos que empezar a ver la cantidad de muertes evitables por falta de atención médica, de programas de salud, por falta de atención a la niñez", entre otras cosas, enumeró, y dijo que recién entonces "podemos empezar a hablar de lo que estamos haciendo para remediar la inseguridad".
Brooklyn y el territorio de “scarface” en Chicago en los años 20 eran de pobres y marginales. La pobreza tiene grados; va de un concepto relativo al absoluto. Relativo es el que no puede tener las zapatillas de marca, la moto, la ropa o la pinta de otro que vive a dos cuadras, que trabaja, estudia y por eso puede hacerlo. Absoluto cuando no se alcanza a las necesidades básicas. Mientras se siga enseñando que hay derecho a tener y hacer todo y no existen las obligaciones, habrá cada vez más pobres.
En estos días educar comienza a ser sinónimo de disolver, el progresismo y populismo son retrógrados, siempre producen el efecto contrario al que anuncian.
Afortunadamente los americanos decidieron terminar con el crimen sin esperar a mejorar las condiciones de vida de sus marginales, como pretenden hacerlo nuestros pensadores. Es cuestión de tomarse su tiempo para hacer las cosas bien sin preocuparse de los que queden por el camino.
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