Es todo lo que quedó, huesos, pasto seco y las mismas figuritas de siempre.
Los argentinos: técnicos, profesionales, estudiantes, trabajadores, jubilados, padres, madres e hijos fueron expulsados del sistema; no cuentan.
Desde hace semanas nuestro mundo gira alrededor de las figuritas del campo y la política. Unos a que si o a que no, otros me junto con este o con aquel.
Los une que son todos personajes impotentes, incinerados y fracasados en los que nadie cree, por eso se permiten jugar a la franela; teniendo todo perdido solo pueden prolongar su vida virtual un rato, haciéndole el juego a la tiranía que pone todos los medios de comunicación a su disposición, para que brinden el repulsivo espectáculo y arrastren la opinión a un juego tramposo.
Además, se dan el lujo de azuzarlos alternativamente para que no pierdan el entusiasmo.
Se terminó la caja mafiosa, por las buenas se caen solos, es la hora que aparecen los rescatistas a salvar la dictadura.
La tilinguería argentina contenta, a falta de cojones se conforma con un toque y la lengua.
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