Los estados se financian para prestar los servicios de defensa, seguridad, salud, instrucción, administración, mantenimiento y previsiones que son su única razón de ser, con las cargas impositivas que ingresan al tesoro y cuya asignación está prevista en el presupuesto de gastos y recursos.
La presidente ha dicho sin que nadie le contestase que no puede eliminar las retenciones porque se afectan los recursos fiscales necesarios para gobernar.
Las retenciones son una exacción a la producción que se exporta, de aquellos que han pagado todas las cargas impositivas para que el estado funcione, ganancias incluidas, porque según sus reiterados dichos ganan mucho y hay que redistribuir la riqueza. Ni tan siquiera es utilidad limpia que pueda hacer presumir tal cosa, de ella debe deducir el productor el trabajo, transporte, insumos e impuestos.
El “opositor” gobernador Binner, miembro permanente del coro oficial de Olivos haciendo gala de su mala entraña o ignorancia supina acude a solucionarle el problema de caja, proponiendo aumentar impuestos para compensar la eliminación de retenciones, cuando la lógica dice que aprendan a administrar, se arreglen con lo que hay como hacemos todos o se vayan.
Este individuo muleta de Carrió y muchos otros que pretenden ser la alternativa al desquicio reinante, muestra la hilacha de su pensamiento autocrático en el manejo de la res pública. “Que sangre el que este a mano para que yo no tenga problemas”.
Sería bueno no olvidar que en la cámara de diputados de Pinedo, Narváez, Solá y Adrián Pérez o en el senado de Cobos, Reutemann, Estenssoro Romero y Morales no se levantó una sola voz contra esta gravísima confusión en la administración del patrimonio de todos. Se discutió la coparticipación, el porcentaje, si afectaba a chicos o grandes y se dejó expresamente a salvo su “utilidad” como herramienta política de distribución de riqueza.
Si una bestia come carne no es vegetariana, es prudente cuidarse y mantenerse alejado.
Otra vez irrumpe la misteriosa cuestión del tiempo, tantas veces mencionada, que no manejan los hombres ni someten los tiranos.
Coinciden “por casualidad” el misterioso hundimiento de un pesquero chileno cargado de oro y plata argentino con el recalentamiento del conflicto por las retenciones a la producción agropecuaria.
Créase o no, dicen que Dios no existe, pero ¡vaya que tiene la mano pesada!
A título de colaboración con tanto ignorante y mal intencionado recuerdo una información confusa y hasta hoy sin prensa, como todo lo que viene de Santa Cruz. Que se filtra de pronto y no se puede tapar.
Solo precisa leer, lápiz, papel y una calculadora para estimar a cuanto asciende el 35% de retenciones que no se cobran, sobre el precio del cargamento de oro y plata.
Lamentablemente nos quedaremos con las ganas de saber cual es la producción anual que se exporta, porque hace un trayecto tan retorcido para llegar a Suiza, quienes son los productores y que impuestos pagan, al fin y al cabo Al Capone fue a la cárcely murió en ella por una picardía fiscal. Puede volver a ocurrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario