Únicamente si Elisa Carrió, fuera la opositora; poder hacer toda clase de negociados para darle letra y promocionarla como la “puritana argentina” de destruirse se encarga ella misma.
Quitarme de encima el trabajo de dividir la oposición y usarla de muleta cada vez que hago peligrar la gobernabilidad del estado de derecho que le permite seguir en el candelero aunque se destruya la nación.
Para que arme a dedo, con sus limites morales, las listas de candidatos que tienen que enfrentarme, con demócratas y republicanos pur sang. Hacerle después escandalosos fraudes que me va a tolerar en silencio para conservar la paz social (*) y poder dejarle la tierra arrasada cuando me canse o no haya más que robar. Con la tranquilidad que me irán a buscar suplicando: ¡Volvé genio, te necesitamos! después de seis meses de soportarla y tener entonces alguien a quien echarle la culpa por lo que pasa. Esto ya pasó varias veces ¿recuerda? y lo seguimos probando. ¡Denme una oportunidad, no los voy a defraudar!
Con semejante opositora no precisaría reformar la constitución para una presidencia vitalicia. Se me haría el campo orégano.
(*) Un año después se acordó que el gobierno no es legítimo, que no hay estado de derecho y le va a avisar al gordo zorro de la OEA, que alguien se quiere comer las gallinas, como el año pasado. Porque hay que denunciar todo ante jueces imparciales y enérgicos, sino para qué está.
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