No podía ser de otra manera cuando pagó para traerlo el gobierno argentino.
¡¡¡Volvé Automóvil Club Argentino y Luis Elías Sojit!!! Algunos ya no están, pero cuanta gente con formación de excelencia hay disponible al menos para hacer escuela entre tanto ignorante improvisado. Desperdiciar el conocimiento debiera ser un “crimen de lesa civilización”. con una condena a perpetuidad de escribir 15 horas por día “No debo ser necio”
Ochenta corredores perdidos en los primeros 38 Km. de una etapa que no fue en la Puna de Atacama, sino en San Rafael, Mendoza. A un francés que falleció le dieron por terminada una etapa que nunca largó porque no había llegado y suspendieron su búsqueda. Dicen que el problema fue una comunicación de Paris, ¿nadie se enteró en el parque cerrado de Madryn que el francés no había llegado?
Pensar que no había GPS, telefonía celular, comunicaciones satelitales, apenas un “piper” para sobrevolar algunos tramos, radio Rivadavia y un ejercito de responsables en la sede del A.C.A. que solo con el reloj en mano, sabían en cada instante cuanto marcaba el velocímetro del Aguilucho Gálvez, en la otra punta del país.
Se corrió Bs.As,-Caracas-Bs.As, y no se perdió ninguno, el que llegaba estaba y el que no, en el día lo encontraban vivito y coleando. Épocas en que se corría al mango desde la largada hasta la llegada, sin mariconadas de respetar señales de tránsito, ni talleres rodantes de auxilio, se bajaba un motor en la ruta se lo reparaba y a recuperar tiempo perdido.
Viví ese espectáculo sin imágenes a pura pasión oral, por eso siento una terrible bronca, como el chico al que le patean el autito preparado con mucho trabajo e improvisada creatividad porque no es de verdad y nunca va a correr.
Tiempos pasados, pero es justo recordarlos ante tanta vulgaridad.
Caballeros del camino los llamaban, hoy tienen que penalizar al que le pasa por encima a un compañero en problemas.
En una semana que solo hubo anuncios de aumentos de servicios todos los medio se apresuraron a venderlo como lo más en automovilismo deportivo.
Resultó parcialmente cierto, lo más improvisado y más ordinario. De automovilismo nada, campeones de esquí y adictos a la adrenalina se anotaron para probar algo que les faltaba. Otros que nunca pudieron arrimar pensaron que en Sudamérica iba a ser una papa, les había llegado la oportunidad.
Es un rally, ya lo se, carrera de regularidad no de velocidad pero eso no cambia nada, deporte es deporte, en un monopatín o en un fórmula 1. No se vende gato por liebre.
Juntaron nabos para poner detrás del volante y participar, detrás del teclado a producir noticias y detrás de la organización de intermediarios a improvisar el gran circo mediático.
Un Dakar tan francés como el perfume, una solución olorosa carísima para tapar los malos olores de las señoras muy finas y muy sucias.
Un gran fracaso como lo había anticipado, espero que no haya otra víctima para que sea el primer tiro por la culata del año.
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