enero 07, 2009

CONSUMIR O ECONOMIA DE GUERRA

Aprovechando la ventaja de no ser economista, no estoy atado a sus verdades académicas, ni rompo códigos corporativos, esta vez opino sobre economía con la autoridad de un observador añejo y una víctima inocente de la misma.

Veo toda la fuerza de los medios de prensa dirigidos a convencernos de consumir sin medida,. En el mundo se escucha igual mensaje y medidas que parecen coherentes con el mismo, baja de tasas de interés y reducción de impuestos. Fronteras adentro como es habitual, los anuncios y mensajes van por un lado y las acciones del gobierno por otro.

En un lado y en otro cada uno cuida su propio huerto. Parece no haber una receta para todos. En Europa hace frío y falta gas, acá también, pero hace calor y no hay electricidad. Lo que se necesita no esta.

Afuera la preocupación parece ser salvar sus economías estimulando lo que causó el desastre: inyección de millones de dinero virtual para un consumismo desaforado del que dice tener como afrontarlo y del que asegura no tener donde caerse muerto. ¿curioso, no? Las guerras son el otro gran recurso moderno cuando la economía se paraliza. Ocurrió en la primera, en la segunda y en las intermedias.

Adentro tratan de patear la pelota afuera, ganar tiempo, la preocupación es mantenerse.

¿Y por casa cómo andamos? Quien se sienta cuidado y protegido por el gobierno que se tire a la pileta, si no tiene agua y se rompe el alma, después sin cortar calles, reclame en la ventanilla correspondiente de la Casa de Gobierno, Balcarce 50.

Mi modesta sugerencia producto de la conservadora observación es que cierre todas las canillas, no contraiga deudas e implemente una economía de guerra. Pan y cebolla. Le puedo garantizar que no va a perder, ni se meterá en camisa de once varas.

Que la producción, el comercio y la economía general funcionen y haya trabajo para todos es tarea exclusiva de quienes gobiernan no nuestra, para eso les pagamos y tenemos que soportarlos.
Los del llano solo tienen obligación con su casa y su familia. Absolutamente nadie tiene el derecho ni el poder de obligarlo a gastar cuando no le van a pagar la cuenta.

El año es largo y no hay en el mundo quien tenga la bola de cristal para saber que pasará en tres meses, pero todos tenemos la libre decisión de elegir entre una cosa o la otra.

Ser libres es un permanente ejercicio de la responsabilidad de serlo. No una graciosa concesión de tratados internacionales. También se puede elegir venderse como esclavo, en este caso no hay derecho a quejarse por el maltrato del amo que lo compró.

No se engañe porque puede ir al teatro, salir de vacaciones, comprar una TV o cambiar de auto; la esclavitud está más presente que nunca. Serlo o no serlo no depende del saldo de una cuenta. Actualmente los esclavos son ricos o tienen un buen pasar, es la única diferencia con otras épocas, el denominador común que define la condición es la pérdida de la libertad que comienza cuando no se la sabe usar con responsabilidad y prudencia.

Para leer: otra opinión bien fundada de Agustín Etchebarne Presidente del Foro Republicano.

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