enero 04, 2009

DICTADOR O TIRANO


dictador, ra.
(Del lat. dictatōre[m]).
1. m. y f. En la época moderna, persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos extraordinarios y los ejerce sin limitación jurídica.
2. m. y f. Persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a los demás.
3. m. Entre los antiguos romanos, magistrado supremo y temporal que uno de los cónsules nombraba por acuerdo del Senado en tiempos de peligro para la república, confiriéndole poderes extraordinarios.
tirano, na.
(Del lat. tyrannus, y este del gr. τύραννος).
1. adj. Dicho de una persona: Que obtiene contra derecho el gobierno de un Estado, especialmente si lo rige sin justicia y a medida de su voluntad. U. t. c. s.
2. adj. Dicho de una persona: Que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, y también simplemente del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario. U. t. c. s
.
Diccionario de la R.A.E.
Queda claro que al dictador alguien lo elige y le fija límites o lo libera de ellos, el tirano se impone el mismo y no tiene otro límite que su voluntad o capricho.

De allí el viejo aforismo griego que previendo las consecuencias, le repetía su consejero a Demetrio I, el tirano de Siracusa. Los tiranos no se van, siempre los sacan con los pies por delante. Solo los cómplices vergonzantes fantasean con elecciones.

Que improvisados conductores ignoren las ciencias políticas y la historia colabora en la desinformación y la ignorancia de los ciudadanos, que lo haga una política con pretensiones de alternativa es gravísimo.

Para ilustración de periodistas, comunicadores y políticos, comencemos por darles lo básico del idioma en el que creen expresarse. Concretamente me refiero a Tres Poderes. En un desvergonzado programa el domingo 21/12 por Canal 2, los conductores y la Carrio se enfrascaron en una discusión tras las delirantes afirmaciones de Lilita, acerca de la coexistencia en el poder de la “condenable dictadura de Néstor Kirchner y la legítima presidencia de su mujer, que ella siempre había defendido. ¡Gracias Carrió!

“Dime a que programa vas para que te entrevisten y te diré cuantas neuronas te funcionan” (aforismo propio)

La república romana tenía prevista dentro de sus instituciones, la dictadura, por designación del senado por un plazo improrrogable, concluido el cual el designado no daba explicaciones ni se le podían exigir o someter a juicio. Un recurso de carácter extraordinario para tiempos de grave emergencia. en que los mecanismos legales resultaban insuficientes para solucionarlos.
Reemplazada en los últimos años de la República por el “senatus consultum ultimum de re publica defendenda” una suerte de ley marcial que suspendía y ponía todos los derechos civiles, las magistraturas y las leyes en mano de un ciudadano con imperium, un dictador con otro nombre. la hipocresía de ser una cosa y parecer otra. El recuerdo de pasados dictadores provocaba sarpullido en prominentes romanos intoxicados de teorías.

El sistema en si mismo era teóricamente bueno, a partir que preexista sancionado en tiempos de orden y no por aquellos que lo van a utilizar. Parte del principio que no es posible regirse con las mismas leyes en la guerra y en la paz, en el orden y en la crisis. Lamentablemente ignora que las causas de las crisis y el desorden no vienen de afuera, siempre son consecuencia de la incapacidad o imprevisión de los cuerpos gobernantes. Cónsules, dictadores y senadores eran seres humanos sujetos a todas las debilidades e imperfecciones. Comenzaron prorrogándose los plazos. y la impunidad dejó de tener sentido porque los dictadores lo eran de por vida, incluso sus familias quedaban protegidas pues a partir de Julio César fueron divinizados y se transformaron en Emperadores de una parodia de república.

Ayer como hoy, en todo régimen corrompido lo importante es parecer y para ello lo políticamente correcto es seleccionar el nombre adecuado al pensamiento político de moda en la época: republicano, democrático, nacional y popular etc.
Todo parecido con la realidad es puramente accidental y toda diferencia con lo que dicen los ilustrados dirigentes es abismal.

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