LEGALIDAD, LEGITIMIDAD DE ORIGEN O DE EJERCICIO
Una antigua “institución natural” que superó las limitadas luces y conocimientos de cronistas, noteros, comunicadores y analistas.
Quien desconoce la vida en el interior y la red social y comercial del trabajo en el campo no puede entender quienes son y quienes los representan. En una simplificación absurda, para compensar la ignorancia, utilizan el antiguo modelo de los sindicatos, hoy superado por las espontáneas decisiones de sus bases. Los productores son independientes, no están agremiados ni sindicalizados, porque esa es la esencia de los hombres libres y por una atávica desconfianza a embanderarse y crearse dependencias en su trabajo.
Que en su operatoria comercial estén ligados a la Sociedad Rural, a Confederaciones Rurales o a la Federación Agraria, no tiene más significación que tener confianza en este taller, almacén o en el otro. No hay delegación de representaciones, más allá de las puramente locales y administrativas. Las asambleas no pasan en la práctica, de una reunión de vecinos, parientes y amigos con un problema común. Productores y vecinos de los pueblos afectados, participan y votan solo como expresión de su derecho de opinión. Vale tanto el voto del dueño de un campo, del arrendatario como el del propietario del almacén de ramos generales, o el dueño del taller mecánico. La representatividad y organicidad que falta por un lado como expresión de inexistentes entidades rurales, sobra por la otra como libre expresión de la opinión pública. En ello radica su valor y su fuerza.
Sin duda no es lo ideal, quedan expuestas a la conducción de minorías mafiosas y son el criadero de demagogos y autócratas. Es lo que hay y el único antídoto contra aparatos y caciques políticos. Expresión de la anarquía que atraviesa la sociedad de arriba abajo. El próximo hito será la espontánea restauración del orden en la legitimidad de ejercicio de la autoridad, sobre la legalidad tramposa con patente de corso por un determinado período, ya públicamente cuestionada; pero vayamos paso a paso.
Dejemos que el propio organismo genere sus anticuerpos y cicatrice desgarros. La naturaleza es más sabia que los humanos que cada vez que metemos mano para ordenar causamos desastres, abortando la natural solución de los desequilibrios. Una simple cuestión de tiempos, el nuestro siempre apurado por una limitada existencia. Creemos que lo no podemos resolver no lo podrá hacer nadie en los siglos venideros.
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