En la era de la comunicación se ha hecho poco menos que imposible saber que pasa.
Una verdadera conjura entre los que mienten, los que no publican, negocian la información, ocultan o deforman títulos y textos, mechando interpretaciones de sus escribas a sueldo, para dar vuelta el verdadero sentido y quienes hacen declaraciones utilizando eufemismos para no decir lo que es.
En este mar de confusión, sigue teniendo vigencia una regla de oro: “por sus frutos los conoceréis”
Dos ejemplos: “Las puertas están abiertas para dialogar, queremos llegar a un acuerdo.”
“Tenemos esperanzas y voluntad de diálogo, el próximo martes vamos a tratar las retenciones móviles”, origen del problema después de un mes de reuniones, para nada.
¿Quién se le anima a una sola frutita de éstos árboles? Que pasó o dejó de pasar en medio es anecdótico, hay que leer los resultados, las palabras las lleva el viento y lo que se firma con la mano se borra con el codo.
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