Tal es su pequeñez e intrascendencia en relación a su ego, que solo desubicándose, agrediendo o recurriendo a la vulgaridad del escándalo consigue un titular y que se hable de él.
No se puede comportar como cualquier otro ciudadano. Es el presidente de la República" Francois Hollande.
"Debería cuidarse mucho de no desacralizar la función presidencial. Cuando se es jefe de Estado hay que respetar cierto estilo" Jean-Louis Debré, presidente del Consejo Constitucional.
No se puede comportar como cualquier otro ciudadano. Es el presidente de la República" Francois Hollande.
"Debería cuidarse mucho de no desacralizar la función presidencial. Cuando se es jefe de Estado hay que respetar cierto estilo" Jean-Louis Debré, presidente del Consejo Constitucional.
Prudentes consejos para Sarkozy y por extensión para sus amigos de Madrid, Caracas y BsAs, a los que el sayo les cae a medida.
A veces se pierde el pié o se tropieza, nadie es perfecto, pero arreglar la cuestión dando otro paso peor, denuncia al contumaz y soberbio que desprecia a todos, un ejemplo del que estamos cansados.
Con elecciones a quince días, no puede recuperar la vertical y se hunde más cada día.
Comenzó la pérdida de respeto y el villano manoseo
Los episodios sucesivos podrían juzgarse de circunstanciales e intrascendentes, hasta que con las pequeñas piezas se arma el mosaico completo, que revela una imagen incompatible con un presidente de Francia, el carácter y el estilo francés, particularmente cuando al comienzo de su mandato se autoproclamo el restaurador de la grandeza y el honor de Francia.
Reflexionaba días atrás, que la falta de una figura o movimiento opositor a la vista, en las elecciones municipales de marzo, quizás fuera consecuencia de esa subterránea y demoledora lógica francesa: ¡Que se destruya solo!
Me cuesta no ilusionarme con la idea, que junto a tanto principio disolvente que nos han legado los galos, puedan haber llegado ocultas unas dosis de ésa lógica. Si así fuera ¡Vive la France!
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